Quise comer de una fruta
que me abrasado la sed.Cuando la tuve en la mano,
sentí miedo de comer
y como un niño llorando
llamé al Dios del Gran Poder.
Tomé del
árbol la fruta
que era dulce como miel.Aquella fruta madura
me amargaba como hiel.
Era falsa su hermosura
y el rosado de su piel.
Me
enfadé con las alturas
y entre las sombras busquéperdón, para tal locura.
Mi corazón de amargura
se bate en los sentimientospidiéndole al Dios cordura.
Vientos que emergen de adentro
del fondo de la ilusióny llevan al pensamiento
el fuego de la pasión.
Cual la dulzura efímera
como plantas sin raíz.Como las aves que vuelan
de uno, a otro país.
Engendré una quimera
igual que una nube gris
que la luz de la primera
es cual tormenta de abril.
¿A dónde estará la llave
qué cierren el portalón,
de las inmundicias y cadáver
de este frágil corazón?
Quiero navegar en el aire
disfrutando del olor,
del perfumes de los mares
de las praderas y del Sol.
Donde
no me manche nadie,
ni me amargue tal sabor
del olor de los azahares.
Donde mi alma se ahogué
con la luz de los lagares
del Cielo y los altares
donde resplandece el Sol:
librándome el corazón
de supuestos manantiales.
*