martes, 26 de enero de 2010

VOY PINTANDO EN EL ALMA

V
Voy pintando en una fuente
caudalosa de miradas, sin mirar:
buscando en los recuerdos aquellas cosas
que tuvimos, como la miel de un panal,
con la sonrisa más bella
que nadie pudo pintar
de tu cara el terciopelo,
y la fragancia de un rosal.

Voy a cerrarle las puertas a los ojos
para después, abrir una ventana
al alma que galopa en la mañana
de un suspiro lejano del ayer,
el que dejó una herida, que aún emana

el fuego y el candor de tus palabras
y latidos sangrantes del corazón.
Voy pidiendo al cielo que se abra
aquél espacio ardiente de pasión,
que le dio estridente fuego a mi alma.

La que encendió por entero tu figura,
y tu dulce esfinge de señora
de tan harta creación de la hermosura
que nació de una mujer española.
Y heredaste de esta tierra la bravura
castellana de nuestro pueblo español.

Herido y sin apenas pensamiento
fui buscando los latidos de un ayer,
aquellos que se fueron como el viento,
enredados en la amargura de la hiel
ya que dentro del pecho, no lo siento.

Siento la fragancia de aquel día
cual si el tiempo se parase del reloj.
Pero inunda mis sentidos de alegrías,
cuando creo escuchar aún tu voz
pareciendo a mis oídos sinfoníaS.

Juego con las aguas de tu cuerpo
y me embriago con las olas de tú amor.
Voy volando en los páramos sin tiempo,
y tomando de tu flor ya sin color,
lo que deja flotar mi pensamiento.

Me bastan los recuerdos en estas horas
para entrar en un ayer estremecido.
Donde fuimos bañados por las olas
del perfume mayor desconocido
por mortales, reptiles o caracolas.

Dibujando voy las hondas de tu pelo,
los destellos de tus ojos embravecidos.
Cuerpo a cuerpo manteníamos aquel duelo
como alondras susurrantes en sus nidos,
y sin saberlo, llegamos hasta el cielo..

Hoy me basta el sabor de ese recuerdo
que convierte la quimera en realidad.
Me imagino que soy sombra de un aedo
que forma con mentiras a la verdad,
la que apena si ahora ya recuerdo...

miércoles, 20 de enero de 2010

ME GUSTA SOÑAR DESPIERTO.

Me gusta soñar despierto
con la sonrisa del cielo,
y las estrellas de hielo
y con golondrina en vuelo,
que cruzan el ancho mar.

Haced de la vida un sueño
y cabalgar en las laguna de paz.
Veréis que en todas las puertas
que hay alfombras de cristal
y de colmo de las florestas.

Verán, que el poeta es pequeño
que poco les puede dar.
Pero en cambio, sí es el dueño
del viento y la libertad.

Dueño de sombras y de luz
y que con los sueños puede regalar,
lo que Cristo, le legó desde la cruz.
Esa fuente de infinita humanidad
que le llega desde allá, del cielo azul

Él desea reír, de soñar y de cantar,
sin dejarle cobertura al dolor,
ni al sufrir, ni siquiera un vestigio al llorar.
Por lo cual, es cautivo al despertar,
del dormir entre las rejas del amor.

El poeta se mantiene acompañado,
del embrujo que destella, soledad.
Y de los sueños que nunca ha despertado,
los convierte en amor y fraternidad.
Porque heredó del cielo tal legado,
para darlo a los demás con gran bondad

–¿Pero en su carne podrida
no puede haber tanto amor?
Sólo le ha dado la vida
una luz sin resplandor
en una puerta escondida
donde no ilumina el sol.

–Al margen de ondename a ser bufón
sé que en mis sueños está el cantar.
Y se adentra tal canción
donde no cupe el dolor;
tan sólo existe la paz,
del alma y el corazón.

Deseo encontrar la mansión
donde habita la sombra del coral.
Y pintar de colores una canción
que cruzará con un beso el ancho mar,
con el alma enamorada y con pasión.

Ser amigo de los nardos y las rosas
de los lirios, los niños y el jaguar
y volar entre blancas mariposas
porque ellas sí saben escucha,
las leyendas y quimeras más hermosas,

Aquel sueños que tuve en las estrellas,
me un día al regresar a nuestra tierra
con espadas de flores cual más bellas.
Comprobé que de amor hice la guerra
con legiones de amazonas y doncellas.

Sin dormir, me propuse descansar
sumergido en lagares de ambrosía,
porque el fuego de los sueño al terminar
se abrazaron sin piedad en la poesía,
y en una noche que no pude despertar,

Y sepulté con la miel de la colmenas
el delirio de mi sueño, en azahar
y volando en los campos de azucenas,
ya los sueños me pedían cabalgar,
en lagares donde no existen las penas.

jueves, 14 de enero de 2010

EL GRITO DE UN ALMA ENCALLECIDA

Es el grito de un alma encallecida
que pone el pecho y corazón en sus poemas.
Es el llanto de una voz
que clama en el desierto de la vida.
¿Quién sabe sí seré algo util para Dios?
y no la oveja perdida.

Voy labrando en los campos de Aleixandre
donde sembrará un día Luis Cernuda.
Viajo en los trenes de Miguel Hernández,
y me ahogo con las aguas de Neruda.
Y entre todos, no encuentro nuca a nadie
que acallen los gritos de mí pluma.

Se confunde la quimera en mi boca.
Soy un aprendiz, apenas de trovero.
Pero busco en Federico García Lorca
lo que hallé, de Alvaro Cunqueiro.
Voy labrado con las manos en dura roca
para hallar el corazón de Blas de Otero.

Sabe Dios, sí éste silencio callado
pudiera algún día la luz ver.
No pretendo imitar a los Machado,
ni siquiera, ala sombra de Jorge Guillen,
sólo deseo de este mundo helado
que alguien me llegue a comprender.

Presiento que mis ojos están cerrados
a la luz de un sensato amanecer,
ya que no entro en los páramos vedados,
de las frutas que no llegaré a comer.
Su fuego, me rosa los costados
el alma, corazón, pensamiento y piel.

Con el llanto de mi pluma voy cantando
el amor y la amargura de la hiel.
Con el aire de la mano voy ofrendando
por aquellos que extendieron tanta miel,
en los campos donde yo me pierdo y ando,
en la selva sorprendente del papel.

Con el grito de mi alma retorcida
voy llevando a los cielos oraciones,
por aquellos que legaron de su vida
tanto fuego deleitoso de ilusiones.
Hoy les lego con el alma dolorida
un les quiero y rebosante de ilusiones.

jueves, 7 de enero de 2010

LOS COLORES CONFUNDIDOS

Creí que la luna era
del mismo color que el sol
y hasta hice una escalera
para ofrendarle mi amor.
Y el tiempo me demostró
lo diferentes que erán.

Cuando de niño pensaba
que yo era como flor
que nunca se marchitaba,
ni perdía el candor.
Entonces me equivocaba.

Pasó la noche y el día,
la semana y el calor.
Entonces vi que tenía
los mismos años y dolor
que mi madre ¡Y comprendía!


Porque la luna era negra
y la flor es sólo flor.
El hombre es una piedra
que comete el mismo error
de ir rompiendo la cadena
por el mismo eslabón
que antes otros lo hicieran.

Hoy tengo los mismos años
de mi buen progenitor,
y vivo en sus aledaños
sin saber como mi flor
llenó mi alma de engaños
y de dudoso candor.

Se marcharon mis polluelos
viendo del mismo color
lo que yo viera en mi vuelo
sin saber que otra flor
crecerá en el mismo suelo
cometiendo el mismo error.

Recuerdo aquella mañana
que mi madre me llamó
para enhebrar una aguja
que me cosía un pantalón.
¡De aquella santa cartuja
de tan bello corazón!

No entendía que no viera
aquellos ojos, el sol,
ni sabía porque era
el diferente color.
Hizo falta esta escalera
para ver tal resplandor.

Digo hoy, lo que dijera
algún sabio una vez,
"Si yo de nuevo naciera
sabiendo lo que ya sé"
tal vez mi poema fuera
dulce mieles sin el papel.

Ya que la luna no era
lo que nunca pudo ser,
luz del sol ni primavera,
ni aurora, ni amanecer.
Solamente una esfera
que toma la luz de aquél.