Cuando me pongo a soñar
lo mismo sueño con
flores
que no quiero
despertar
los sentimientos y
amores.
Son las flores de
un rosal,
todas de bellos
colores
que no lo sé, ni
explicar.
Sueño con la juventud.
Sueño que soy
alcatraz
que volando al
senectud
llegó soñando a
pintar
en las sombras de
una luz
que iluminó la
distancia
que separa la
virtud
de incongruente
ignorancia,
las que se enreda
con la cruz
que heredé desde
la infancia.
La cruz que me rasga el hombro
sin dejarme, apena
andar
sobre un camino
muy hondo
y me asusta el
despertar.
Porque la herida en del hombro
no es dolor, es
libertad,
para soñar y volar
sin miedo a la
oscuridad
que un día dejara
atrás,
y sin saberlo el
por qué
mi alma vuelve a
sangrar.
Con los versos voy plasmando
estrofas
que son enigmas.
Poemas que van
saltando
para llegar a la
cima
del pensamiento
alocado
que quiero
esconder en la rima,
la amargura del
pasado
y, a lo cual, no
se aproxima,
Quiero bajar de las nubes
y entrar en el
ancho mar
y en las cascadas
que tuve
para con fuego
pintar,
el fragor de la
ambrosía
y el blanco del
azahar.
Cuando todo era poesía
lo que bañaba mi
hogar.
Sin la pluma
encallecida
en hojas de un
retamar
se ha convertido
mi vida
Vivo soñando en estrellas
y no quiero
despertar
de aquellas cosas
tan bellas:
como la alondra al
cantar.
Tanta belleza de
ellas
le hace a un pecho
soñar,
con tantas
esquilas y huellas
que una flor dejó
al pasar.
Y no sé, si lo he soñado
o es que estuvo en
realidad
algún día, aquí a
mi lado
y se fue a la
oscuridad
dejándome
traspasado.
Cielo, tierra, aire y mar,
pueden ahogarme en
la sombra:
pero dejadme
soñar,
y ser libre, como
alondra.
Yo quiero la
libertad
y busco que
alguien responda:
¿Dónde está la
oscuridad
que hasta la pluma
se asombra
y no ve la
claridad?
Camino que no se olvida
de
una vida al despertar.
Siento que ya está
perdida
apenas sin
empezar,
sin dejar huella
en la vida,
ya que fue un
tiempo fugaz.
Busco en la imaginación
el entorno que
rodea
a mi pecho de
ilusión
de cosa lindas y
no feas.
Lo mismo que una
canción
canto la copla que
sea.
Son fruto del
corazón
tantas humildes ideas.
Fruto del árbol vivido
que empecé a deshojar.
Madurez que otros
han tenido.
No hay envidia en
mí lugar.
Siento que seré el
olvido
terminando al
empezar
de pensamientos
perdidos
que me dejé sin
contar.
Volando con el recuerdo
desde el anciano hasta el niño.
Pensando casi me
pierdo
sin amargura y
cariño.
Yo cuento lo que
recuerdo
aunque sean
cuentos de olvido.
Recuerdo en sitios que estuve
y gracias le doy
al Cielo
por los favores
que obtuve,
para conservar el
fuego
de los amigos que
tuve.
Amigos que siempre
estarán,
dentro del pecho del lego.
Sueños que bien, sé que tuve
los
mismos que tienes tú.
Son recuerdos que
mantuve
y deseo que vean
la luz
sin oscuridad de
nubes,
y dejen de ser la
cruz
que tanto tiempo
mantuve.
*