Iº de Reyes de 19. 9. 13
Del profeta Ezequiel.
buscando a Dios;
equiparable a un momento
actual.
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Quise encontrar en el viento
y entre las olas del mar
a Dios con el pensamiento,
y tan sólo pude hallar
el tronar del elemento,
y Dios no estaba detrás.
Y entonces dije: ¡en el fuego
tal vez le pueda encontrar!
¡que amargor que senti luego
por no saberle buscar!
Comprendí que estaba ciego.
¡Ciego, sin saber mirar!
Dios se acuna en el alma
de transparente cristal
y siempre que alguien le llama
se deja acariciar
como el jazmín o una dama,
sin buscar la vanidad.
Porque Dios está en las flores,
en el rocío y el coral,
está en los corazones
fundido como el metal,
fomentando los valores
del hombre...
con el dulzor del panal.
Estará en las estrellas,
en los ojos de mujer,
entre la cosas más bellas,
también en el amanecer.
¡Yo fui contemplando a aquellas
y empecé a comprender!
Desde entonces yó, a los vientos,
como vientos les miré,
¡y a todos los elementos!
y jamás a Dios busqué,
porque Dios estaba dentro,
dentro de mi propio ser.
*