martes, 24 de octubre de 2017

ME ESTOY HACIENDO MAYOR

              

    Me estoy haciendo mayor
    y por eso no comprendo
    al que está a mi alrededor.
    Tal vez, yo sea un aedo
    cuya sombra es de dolor,
    o quizás yo sea el Averno
    que no supo dar el calor,
    el que voy siempre  pidiendo.

    No hacen falta grandes cosas
     para dar felicidad.
    Simplemente unas rosas,
     un te quiero ¡Hola papá!
Puede ser lo suficiente
para llegar a colmar,
parte de algún continente,
de un alma en soledad.

    Cuando yo veo la gente
que llora y llora sin cesar,
deshechas amargamente
por esa causa normal
que es la sombra de la muerte,
en el trayecto final.
Siento ganas de morder
ya que creo es vanidad.

    Vanidad y algo de hielo
     en el corazón vacío,.
ya que a veces, el consuelo
es afluente de un río
del tesoro que tuvieron
y que hoy, ya se ha escondido
más allá de los luceros.

     Esto nunca me ha impedido
distinguir con claridad
el oscurecido olvido,
carente de alacridad:
para dar flores en vida
al que hoy suelen llorar,
en la tumba compartida
de  una fría  realidad.

     ¡Qué lastima! madre mía,
esas personas me dan
Ya que la misma agonía
también la degustarán,
cuando no piensen, un día
y entonces ellos dirán
que no se lo merecían.
Sin llegar a valorar
que fue lo que sembrarían.

    Ya sé que no es la maldad,
es simplemente apatía
lo que nos hace olvidar,
el felicitar un  día
los padres o las mamás.
Mientras estos repetían.
¿Cómo pudimos engendrar
sierpes de tal felonía?

miércoles, 18 de octubre de 2017

. ESCRIBES BIEN PUÑETERA.


 
   

         Dedicada a la poetisa
         Soledad Martínez.
                   *
Escribes bien ¡Puñetera!
         y llegas al corazón
         como el sol en primavera
         que extiende su resplandor
         en la montañas y praderas.

Haces del verso ilusión,
         al trasformar la quimera
         en una bella canción
         que, si fuera una escalera
         se podría llegar a Dios,
         ante que nadie lo hiciera.
    
        Porque te adentras en el alma
         con las fibras de tu voz.
         Con tal fuego de esa llama
         que si no existiera Dios.
         ¡Cosa que en mi pecho clama!
         Diría que tu candor
         es el brillo de su cara,
         ungido en tu corazón.

         Por eso quiero pintar
         con mi pluma tremulante,
         un mucho de alacridad
         que resalte tu semblante;
         con la dulzura y bondad
         que este herrumbre caminante
         sea capaz, de dibujar.

         Abriendo mi alma al viento
         como alas de alcatraz,
         donde dejo el pensamiento
         junto a tu aura volar,
         más allá del Firmamento
         al que quisiera llegar.

         Si yo pudiera peinar
         con mis ojos las estrellas,
         la luna y la claridad,
         iría bordando en la luna
         los destellos de la mar
         y no dejaría ninguna
         de los astros sin pintar.

         Los pintaría para ti,
         con los sueños de cristal.
         Y hasta intentaría subir
         más allá, del más allá
         y luego yo presumir
         que, te he podido escuchar.

         La nitidez de tu pluma,
         tu rango de recitar
         que galopan en tu alma
         donde llegan a abrevar
         el fuego de mis palomas
         sedientas ya sin volar.

         Quiero en mis versos decirte
         lo que pienso sin pudor,
         que mis poemas más tristes
         los elevas con tu voz,
         más allá de las aristas
         de mi propio corazón.
                   *       Septiembre 1.999.

martes, 17 de octubre de 2017

LOAS LANZADAS AL VIENTO


        
         EL VINO DE NUESTRA TIERRA
                   *
Hice un alto en el camino
         para poder descansar 
         con  una copa de vino;     
         una y otra y muchas más
         y aunque me supieron diferentes,
         fueron de buen paladar.

Probé de todas las marcas,
         extranjeras y españolas.
         Sólo voy a enumerar 
         aquellos más embocadas,
        sin llegarme a olvidar  
        de las importantes aparcadas
 en establos de la mente.

 
Todas contenían dulzura
         en mi paladar sedado.
         De diferente solera
         pero agradable a la boca.
         Mezclé con el López de Vega,
         los vinos de García Lorca.
         Tomé de Fernando Omega,
         confituras de su boca.

         El de San Juan de la Cruz
         me lo bebí en el viñedo
         de Teresa de Jesús.
         El del inmortal Quevedo
         le dio a mi paladar la luz,
         ¡O más que luz, fue un fuego.

         Fui bebiendo del Riveiro,
         vino de Jorge Guillen.
         Con el Alvaro Cunqueiro,
         y todos ellos me dieron
         algo que sació la sed.     

Me cautivó aquél "Sansón"
         con donaire de mujer.
         Fue, el de Emily Dickinson
         el licor de un gran vergel
         que me arrulló el corazón
         con dulzura de su miel.

         Con el vino Gongorismo
         corrí orgías deliciosas.
         ¡Era rico el Culterano!
         y se hizo encantadora
         la sal de Pedro Salinas
         con quien pasara las horas
         más lucidas y cristalinas.

         El de Agustín Goytisolo
         lo tomé con Espronceda.
         También bebí en la bodega
         del Jorge Manrique, fino
         y el  Garcilaso de la Vega,
         caldo, clásico ¡Divino!

          Ingerí a Rubén Darío,
         de sabores delirantes;
         eran como un fuerte orujo
         que nos convierte en gigantes.
         Y mi Pluma se condujo
         como un hado vacilante.

          ¿Cómo beber de la fuente
         de tan caudalosa miel?
         ¿Cómo extraer con la mente
         el aroma del clavel,
         sin saber lo sorprendente
         de la sombra de mi piel?

          Aquel peregrino oruj
         que  emanó de los gigantes;
         me hizo sentir el reflujo
         de sabores  delirantes.
         Porque bien sé, que es un lujo
         beber de vinos importantes.

         Embriagado y colocado
         se duerme mucho mejor.
         Soy un hombre alcoholizado
         de poemas y del amor;
         con  vinos bien embocado
         le da a mi musa calor
         con sus versos soleados.

         Cuando mi alma se aleja
         del acéfalo estupor,
         con la mente de hombre enano
         quiero alcanzar el color,
         al labrar con pluma y mano
         viñedos de buen sabor.

         Ríos de sueños lejanos
         le dan forma a mi clamor.
         Con la pluma y con la manos
         intento darle esplendor,
         ante todos los humanos
         a nuestro vino español.

         Ríos de sueños lejanos
         metidos en el cristal
         de los buenos artesano
         que al vino le dan señal
         con lujo sus diestras manos,
         desde su origen natal.

        Y porque soy un peregrino
         me gusta bien descansar
         en tabernas con buen vino.
         Quiero después despertar
         y emprender un nuevo camino
         que me lleve algún lugar
         a degustar, néctar fino.
                         *

martes, 10 de octubre de 2017

REBELDÍAS.

REBELDÍAS
YO ESCRIBO PARA MI PUEBLO.
*
Yo escribo para mi pueblo;
ese que me vio nacer....
Les cuento fábulas y sueños
y ellos, los saben entender
que mi mundo no es pequeño,

ya que en él se puede ver,
la bravura de los mares,
el zafiro y los corales,
cataratas y manantiales
y los ojos de las estrellas,
mirando los alcatraces
y la sonrisa del viento
besando la libertad
de frondosa primavera
que inunda la humanidad,
con perfume de sus labios
y las caricias de bondad
de las montañas de sueños,
derramadas de la faz
de mi fértil pensamiento.

Mi pueblo sabe entender
el idioma de las flores
que yo les llevo al papel,
bordados con la pluma del amor,
como si fueran guirnaldas
trenzados con los suspiros
de una luna enamorada
de los destellos del cielo,
de alondras y las mañanas
cuando despliegan sus alas,
el gemido del cariño.
de la más frágil garganta,
más tierna de cualquier niño.
¡Cuántas praderas de sueños
frustradas en la distancia!

 ¡Cuántos recuerdos dormidos
en la vejez de la infancia.
Dormidos en cenotafios
cual si no hubieran nacido.
Y en cambio sé que están vivos,
esperando que mi pluma
se atreva a derramarlos
al corazón de mi pueblo,
de los que me han comprendido.

¿Quién de nosotros ha sabido
lo que es felicidad?
¿Dígame si no es verdad
de lo que está en nuestras manos,
quién lo sabe valorar
antes de haberlo perdido?

Yo, como usted soy humano
y no sé qué contestar.
Si fui en realidad un asno
o aún soy un animal,
que no ve de dicho en espejo
la más bella claridad.
Si comprendió mi mensaje,
no lo deje usted pasar,
ya que es pueblo que me entiende
lo que intento trasladar
a todo el que me comprende...
                 *