ESPERO QUE LLEGUE AL CIELO...



Una luz que no ilumina
no me deja descansar;
y su sombra da en la esquina
donde no puedo llegar.

Espero que llegue al cielo
lo que te mando, mujer.
Un beso ¡con un te quiero!
Una rosa y un clavel,
en éste verso sin vuelo
pero dulce como miel.

Quisiera escribir un poema
sin tintero ni papel.
Un verso sin una letra
y un oda llena de miel,
y ponérselo en la frente
al Cristo del Gran Poder.

Para que mi alma y la mente
despertaran de un ayer,
una luz más trasparente
y que el hoy pudiera ser
agua de nítida fuente,
capaz de calmar mi sed.

Cuando ya estuviera escrita
sin pluma la inspiración.
Pondría una margarita
y de rosas un millón,
Junto a la Virgen Bendita,
con el alma y corazón.

Le daría sin los labios
la dulzura de mi amor.
Cogería sin las manos
el perfume de una flor
y en los cielos más lejanos
derramaría el corazón,
ya que no lo necesito
para orar con la razón.
No hay tintero, ni una voz,
para que impida a mi grito
besar el rostro de Dios.

Allí pintaría en el viento
la luz que nos mando el sol
y después diría contento,
¡aquí me tienes Señor!.
No sé si estoy vivo o muerto
ya que no siento dolor
en las fibras de mi cuerpo.
Solo percibo el calor
sugerente de Tu Aliento.

Al final yo pintaría
un navío bergantín,
para llevar mi poesía
más allá donde está el fin
y después la tatuaría
en un cuerno de marfil
y éstas estrofa firmaría,
con mi siglas. Rogalín.