Se
me van cerrando los ojos
sin ver a corta distancia.
Ya no veo tus labios rojos,
ni percibo la fragancia
de lo poco que recojo,
positivo en la ignorancia.
Me va sangrando la mente,
el alma y hasta el aliento
por que siento escasamente
sombras de tu pensamiento
donde me hallo impotente
como las rosas en el viento.
No te veo, y voy buscando
de tu aura el resplandor.
No veo apenas el dolor
en mis lágrimas llorando,
ólo contemplo el calor
de un alma que va sangrando.
Mis ojos miran al cielo
buscando en la noche oscura,
cual no será el desconsuelo
que me hiela la amargura
como un témpano de hielo,
al no encontrarte, ¡criatura!
Mi
corazón anda ciego
y sin rumbo va mi barca.
Cuando creo que ya llego,
la musa, llega y me saca
de este delirante juego
y en el dolor, va y se aparca.
La distancia que separa
tu alma de mi quimera,
sólo es la luz de tu cara
que trepa hasta las fronteras
de la pluma que pintara
en mi pecho tal ceguera.
*