martes, 21 de noviembre de 2017

LA VERDAD NUNCA SE MUERE.



No me imagino el sendero
para poderte seguir,
ni siquiera la distancia
que me separa de ti.

Y te busco entre las florales,
en las estrellas y el mar,
en los espinos y jarales
donde nadie me ve andar.

Te busco para aprender
cómo he de caminar,
para abrazarte, mujer
cuando te baya a buscar.

Seguiré tus mimos pasos
con la mayor humildad.
No permitas que mi ocaso
sea sin luz en la oscuridad,

ya que la muerte me ofrece
viajar hasta el más allá,
dejándome en los cipreses
mi engendro de humanidad.
 
–No es tristeza, compañera,
es gran amor e ilusión
que llena a un alma que espera
poder llegar hasta Dios;
 
donde sé que tú me esteras,
para fundirnos los dos
como si unos sólo fuera,
con fuego de nuestro amor.
                 *

jueves, 16 de noviembre de 2017

EL CANDADO DE MI PLUMA.

        

         El candado de mi pluma
         estaba en tu corazón,
         y el cielo medió la llave
         al separarnos, a los dos.

         En mis versos está la clave
         en forma de una oración,
         para que mi pecho clame
         pidiéndole a Dios perdón.

         Una daga se clavó
         dentro de mi corazón,
         cuando tu cara miraba,
         me traspasazo el dolor.

         Tu dolor, fue un estupor
         que hasta el alma me llegaba.
         Siendo tu mismo amargor
         el que en mi pecho sangraba.

         ¡Pero que nadie me diga
         que pudo ser lo mejor!
         ¡Aunque el Cielo lo bendiga
         y pueda tener razón!

         Me sepultaron en vida,
         alma, cuerpo e ilusión
         y no encuentro la salida.
         Sólo tengo la oración
         y la pluma que me lleva
         a poder hablar los dos;

         de miles, de cosas bellas,
         de las flores y del mar,
         la luna y las estrellas
         que emergen como el coral,
         más allá de una quimera
         donde germina el panal
         que trepa como una yedra
         en mi alma de cristal.
         Y va rompiendo mi piedra
         como nunca lo fue igual.

         Con el fanal de tus ojos
         soy prisionero en tu alma,
         que hiere como una daga.
         Aquella llama encendida
         de un fuego que no se apaga,
         ni se apagará en la vida
         aunque la muerte deshaga
        ¡mil veces, lo que se olvida!
                     *

lunes, 13 de noviembre de 2017

CUANDO DIGO QUE ESTOY SOLO.



Cuando digo que estoy sólo,
yo no digo la verdad.
Miro y el mar y estrellas,
el cielo y el más allá
y esa imágenes tan bellas
les dan luz a mi soledad.

Vivo con tu compañía
amada esposa Dolores,
como en los primeros días
que todo fue de colores
porque Dios nos bendecía
al ver tan lindos amores.

Solos como el primer día
nos encontramos, mi amor.
Pero llenos de alegrías,
dándoles gracias a Dios.
por su sacra compañía
que nos dad crus sin dolor.

Porque Dios, esta en nosotros
como luz del mismo sol
que ilumina a tantos otros,
con el mismo resplandor
que destella de su rostro,
con bondad y dulce amor.

Ya no estoy sólo, mi amor;
te tengo en mi presencia,
lo mismo que al propio Dios,
con su Gran beneficencia
que nos derrama a los dos.

Por lo que insisto, mi amor,
solos como el primer día
que compartimos esa flor
de ardor y de hipocondría,
sin sentir ningún dolor

a las penas que vendrían,
sin restarle la ilusión
al fuego que nos unía,
más allá de la razón
que no muere ningún día.
               *

jueves, 9 de noviembre de 2017

SIENTO EL ESTALLIDO.

     
           
Siento como estallidos
                               cuando la sombra de la noche
que arañan las escamas
de mi alma, cansada y fría
y la silenciosa soledad,
me grita despavoridas
cual furia de un huracán.
 
                               Un día el hombre, llorará
cuando se cierre la puerta
y hasta se maldecirá
por no mirar al poeta
cuando aún podía hablar.

Es muy fría la verdad
que araña sin compasión
y con hastía crueldad
el fondo del corazón.

Llorar, no voy a llora
aunque me ahogue el dolor;
porque hay en mí un caudal
que me lo alimenta Dios,
para que pueda gozar
del fruto de un dulce amor.
 
Amor que da libertad
al alma, y hasta la voz
y a la pluma al derramar 
lo que emana en mi interior. 

Por lo cual, no lloraré,
en todo caso, cantar
al pensar que un día tal vez
el hombre abrevara
en la fuente de mi miel,
con la que se embriagará.
           **

 

miércoles, 8 de noviembre de 2017

MARIA DOLORES

                

María Dolores, mi amor,
te siento dentro de mí              
cual volcán en erupción,
o el tono de un cornetín
que me rasga el corazón.

Dulce amargor que me llega
a lo profundo del alma
que de los ojos arrancan 
tantas lágrimas de sangre
que por la cara resbalan
como espumas de baladre,
que hasta el aliento me abrasa.

Sé que estás en mi interior,
cómo la luz de una estrella 
que está más allá del Sol,
que la luz que ella destella
se sumerge en el ancho mar,
como el viento que acaricia
los rózales y el azahar,
o como aullidos del silencio
que gritan en la soledad.

                   Igual, estás tú incrustada
en las murallas del pecho,
cuando se hiela mi aliento
cansando, ya de esperar;
esa llamada del Cielo,
para poderme mezclar
con las fibras de tu alma
sí llego y merezco la eternidad
                                  *