miércoles, 30 de octubre de 2019

ME ESTOY HACIENDO MAYOR .



Me estoy haciendo mayor
y por eso no comprendo
al que está a mi alrededor.
Tal vez, yo sea un aedo
cuya sombra es de dolor,
o quizás yo sea el Averno
que no supo dar el calor,
el que voy siempre  pidiendo.

No hacen falta grandes cosas
 para dar felicidad.
simplemente unas rosas,
un te quiero ¡Hola papá!
Puede ser lo suficiente
para llegar a colmar,
parte de algún continente,
de un alma en soledad.

Cuando yo veo la gente
que llora, y llora sin cesar,
deshechas amargamente
por esa causa normal
es la sombra de la muerte,
en el trayecto final.
Siento ganas de morder
ya que creo que es vanidad
 
Vanidad y algo de hielo
en el corazón vacío,.
ya que a veces, el consuelo
es afluente de un río
del tesoro que tuvieron
y que hoy, ya se ha escondido
más allá de los luceros.

Esto nunca me ha impedido
distinguir con claridad
el oscurecido olvido,
carente de alacridad:
para dar flores en vida
al que hoy suelen llorar,
en la tumba compartida
de  una fría  realidad.

¡Qué lastima! madre mía,
esas personas me dan!
Ya que la misma agonía
también la degustarán,
cuando no piensen un día
y entonces ellos dirán
que no se lo merecían.
Sin llegar a valorar
que fue lo que sembrarían.

Ya sé que no es la maldad,
es simplemente apatía
lo que nos hace olvidar,
el felicitar un  día
los padres o las mamás.
Mientras estos repetían.
¿Cómo pudimos engendrar
sierpes con tal felonía?

miércoles, 16 de octubre de 2019

YO SOÑÉ QUE ME ENCONTRABA.

                    
Yo soñé que me encontraba
en un lúcido lugar
y sin saber que pasaba,
de amargor empece a llorar.
Sentí un intenso dolor
que el corazón me arañaba
y el alma sin compasión.

Cerca de mí habían dos velas
de las que sentí el calor
y a mis pies una escalera
que en su sima estaba Dios.
No sé explicar la quimera
que me inundo de pavor,
fue peor que una ceguera.

Yo diría que fue un sueño
que el cielo me regaló,
como cuando era pequeño
que mi madre, me compró
unos cigarros de juego
y bien sé que me engañó,
ya que de niño era lego.
                               
                                    El sueño fue más profundo
de los que jamás soñé.
Yo creo que en un segundo
hasta  otra esfera llegué.
Aquello era otro mundo,
todo de flores y miel,
allí no habían nauseabundos. 

Me encontré en dichos confines
un salón que proyectaban
lo mismo que en nuestros cines.
La película que pasaban
hizo a mi cuerpo temblar,
ya que en esta vi mi cara
jugando como zagal.

 Me vi cuando era zagal
que en las terreras corría.
Me vi luego trabajar
en oscuras galerías
donde corté mineral,
¡Que Dios sabe a dónde iría!
Tal vez para hacer el mal.

Me vi cortando una flor
que a mi Lola le ofrecía.
La besé con tanto amor
que el calor que despedía,
eterno se conservó
más allá de nuestras vidas
sin mermas en su calor.

Grité, y nadie me respondió,
entonces vi a mis  hijos
junto a mí en el comedor;
casi brinqué de alegría
del gozo que me inundó
toda la chavalería,
yo agudice más la vos,
pero a mi nadie me oía.

Vi unas nubes temblorosas
que me impedían mirar
las más bellas y suntuosas
maravillas de mi hogar.
Vi cocinar a mi esposa,
uno y otro cual manjar.

Vi mis ojos desgarrados
como hojas de papel
cuando besaba los labios,
sin vida de mi mujer.
sentí sangrar mi costado
con punzadas de la hiel.

Fue un llanto desmesurado
que cual fuego derramé
de mi pecho traspasado,
sangre, retamar y hiel
cuando vi desconsolado
que aquello no era el ayer,
sino un final del pasado
que se enredaba en mi ser.

Al terminar el télefil,
se iluminaron las sombras
de aquel sueño que viví
y ya completa la obra,
sentí deseos de escribir
los  errores de mi sombra.

Hasta aquí no había entendido
porque soñaba despierto;
fue en el último latido
que precedió al estar muerto,
donde me hallé sumergido
en las fauces de un desierto,
para mí, incomprendido.

Las flores de las coronas,
cual montañas  de amapolas,
de nardos, mirtos y rosas,
fueron como una escalera
que me llevó hasta mi esposa,
la que me estaba esperando
con un ramo de magnolias
de tulipanes y mimosas.

No me quedó duda alguna
que  aquel sueño no soñé.
Fue tan sólo una laguna
en la mente de mi ser
que cabalgó hasta la suma
de lo que dejé de hacer.

Vi que estaba equivocado
cuando mi esposa se fue:
ella se quedo a mi lado
cómo una estatua en mi ser.
Desde entonces yo la siento
acariciar  mi interior,
de tal modo que hay momentos
que no sé si es ella o yo,
la que derrama los versos
como pétalos de flor,
lanzados a los cuatro vientos
con la sonrisa de Dios     
                                                                *

jueves, 10 de octubre de 2019

MI GENIO PERRO.

           

        Un día estaba en el templo
         haciendo alguna oración
         por las acciones que yerro.
        Yo le decía al Señor
        ¿Por qué no me matas el perro
        que increpa al segundo yo?

         Me pareció el escuchar:
        –¿Y si viene algún ladrón
        con qué te defenderás
        sí te mato a ese animal?

        Debes de aceptar el consejo
        de no mirar para atrás,
       de aquello que quedo lejos,
       el mañana importa más.

        –Señor, yo no lo se dominar,
        me sorprende a cada instante
        y me hace quedar mal
        delante, mis semejantes.
        –Mejor le pone un bozal
         no le des, tiempo a que ladre.

        Teniendo siempre presente
        de llamarle por la buena,
        sí no llega a obedecerte
        le tiras de la cadena
        y le aprietas el bozal,
        antes que aumentar tu pena,
        ¡No mates a ese animal!
 
         Sin él, serías un vegetal.
        Tu nobleza está probada
        igual que tu yo, animal.
        Nunca le vuelvas la espalda
        que te volverá a ladrar.
        No te impacientes, ten calma
        que tú lo conseguirás
        sí quieres salvar el alma.
 
        Muchas veces eres tú
        y culpas al animal.
        Porque me ves en la cruz,
        crees que me vas a engañar.
        Es hora que pongas luz
        donde hay oscuridad.

        –Todos tenemos un perro
        que se nos suele escapar.
        En algunos un gamberro,
        en otros un criminal.
        No debes matar tu perro
        es mejor el escuchar
        de algún viejo los consejos
        y le podrás domesticar:
 
        +Ya no seré mas cobarde
         si me quieres ayudar
        y le dejaré hasta que ladre
        apretándole el bozal.
        Y si acaso alguna tarde
        me llegara a traicionar,
        me acordaré de su padre
        aunque me haga llorar.
                 *            

miércoles, 9 de octubre de 2019

EL TEMOR A QUEDAR CIEGO.

 
                         No me dejes madre tierra
      sin la luz de la mañana
      ni las estrellas de la noche,
      que se dejan acariciar con la mirada
      de éste errante peregrino.

 No me dejes madre bella
      ser árbol en los caminos, caído
      y sediento de las caricias de tu amparo,
      ni ser alejado, cual golondrina sin nido.

                         Déjame que incline lentamente la mirada
      en el sendero turbulento de la noche
      y con el paso de las aguas de tu río,
      llegar al estío soberano de tus brazos.

      Déjame madrecita ser del viento
      una hoja extendida en las llanuras
      que galopa a la grupa de un lamento,
      entre rosas y las aves del silencio.

      El día que no haga falta
      para dormir un jergón,
      ni del cielo alguna llama
      del fuego que engendró Dios.
      Ese día no habrá nadie
      que sepa hablarnos de amor,
      y a los ojos de mi cara
      no le ara falta un favor,
      de la clara luz bañada
      con el resplandor del sol.
                                           *

miércoles, 2 de octubre de 2019

PUEDEN DECIR DE MI NECEDADES.


Pueden decir de mi, necedades,
que es turbia mi alma,
el corazón y mi pluma.
Pueden ponerme de rodillas
ante los tribunales
o de las reales academias,
y hasta reírse de mi humilde cuna..
 
Pueden decir que fui  un don nadie,
maltrecho o ahogado en las penas.
Pero una cosa no podrán quitarme,
el amor sangrante de las venas,
ni decir que no fuese ecuánime
al formar los eslabones de esta cadena
 
Pueden sentir tedio del fondo de mis temas
por el oropel turbio de su color.
Pero que nadie diga que mis poemas
no son hijos de la luz y del amor,
 porque estarían levantado una blasfemia,
y sería, cómo decir que no existe la luz del sol.
 
Dejadme que pinte con mis sueños la hermosura
del aliento de la luz y el respirar.
Dejadme llegar con mi locura
a lo más profundo que esconde el ancho mar,
para sacar a la luz la noche oscura
del letargo en que crece el coral.
 
Decir si queréis que fui de viento
una sombra sin apenas nitidez.
Decir si queréis que me ahogaba sin aliento
con mi pluma apenas sin caudal.
Pero no toquéis, por favor mi pensamiento,
dejadle que descanse en su yerta oscuridad.
 
No negarle la fragancia del amor
al que puso el cariño y la dulzura,
porque se levantaría de mi alma el fragor
y desde el más allá, gritaría en la sepultura.
No quiero saber si fui un falsa flor
que marchitó la soledad con su locura.
Yo siempre traté que mi dolor
  no fuese contagiado a otras criaturas.
                         *