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Siento mi alma impregnada
de un fuego mayor que el sol.
Yo creo que es la mirada
de los ojos del Creador.
de manantiales de amor,
que traspasa la ensenada
del pecho y me da calor.
Un calor desmesurado
y que va encendiendo en mí,
como un cielo iluminado
de antorchas, oro y marfil
y hasta lloro de alegría
sin saber por qué razón,
la luz de mi fantasía
me inunda, el corazón .
A veces llego a creer
que en mi pecho viven dos,
fundidos en mi propio ser
y uno grita a viva voz.
-¿Por qué, el poeta se pierde
en páramos de ambrosía?
Mientras el doble rebelde
se mofa de mi poesía.
Y entonces siento una voz
en los adentro de mí,
que me la susurra Dios
cuando me inspira a escribir.
me dejaron cicatriz,
dentro de mi pensamiento
y que apenas sé decir.
del fuego de aquella llama,
es por que el Gran Creador,
no está dentro de mi alma
y sin Él, no sé hacer nada.
Nada que pueda servir,
para atraer la mirada
de quien me intente seguir.
Pero el fuego de aquel sol
que ilumina mi ventana.
Sin duda que es resplandor
que Él me da cada mañana
para inundarme de amor,
con sus palabras calladas.
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