viernes, 30 de octubre de 2009

EN UNA JAULA DE ORO.

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Prisionero en libertad
en una jaula de oro.
Grito y nadie me dá
el motivo porque lloro.

Soy cautivo de palabras
que ya se fueron al viento.
Soy prisionero que guarda
secretos del pensamiento.

Carcelero de dulzura
que pondría en libertad,
sí no fuese una locura
condenar mi eternidad.

Condenarme eternamente
en los pavorosos ríos,
donde derrama la fuente
el Averno, como estíos.

Sí me pudiera librar
de estos barrotes de acero;
le diría al Mundo entero,
dejadme preso llorar.

Prefiero estar prisionero
entre rosas y azahar,
en las estrellas y el mar,
aunque sea de limosnero.

Cautivo de la mirada
del silencio en soledad.
Cautivo de la verdad
de una honestidad callada.

Y cautivo quiero llegar
hasta el aura de mi amada.

lunes, 26 de octubre de 2009

SOLAMENTE HAY dos caminos

Solamente hay dos caminos
para. cruzar el ancho mar.
Uno, es amar a Dios
con profunda confianza
y siempre estará su amor
inundado de esperanza,
el alma y corazón.

El otro, un mundo dislocado,
el cual lo desdeño yo,
Cuando en mi ser hay pecado
me revuelco en el dolor
con el pecho traspasado
y el alma partida en dos;
como un león enjaulado
sin poder mirar a Dios.

¿Para qué quiero el jaral
si también han de morir?
¿Para qué buscar el viento
qué jamás podré abrazar?
Prefiero vivir, cual muerto
en mi alfombra de cristal
aunque sea en sueños despiertos.

Pero en ellos, hay libertad
para cruzar las murallas,
donde se junta el silencio
con los gritos de la paz,
donde duerme el pensamiento
en alfombras de coral.

Todos los sueños son ciertos.
Como los niños al jugar
que convierten sus quimeras
en ínfima realidad.

Por eso quiero ser niño,
para jugar y pensar
en los fusiles de cañas,
en caballos de papel,
en las pelotas de trapos
y en los panales de miel.

Quiero arrastrar con mis brazos
las montañas de cacharros
que cogíamos en muladares.
Aquellos que de la herrumbre
atábamos a los zagales:
los corríamos por las calles
lo mismo que gaviotas
sin hacerle daño a nadie.

No sabíamos, qué eran drogas,
ni falta nos hacía el saber.
Pero si veíamos al hombre
y también a la mujer,
con el respeto y cariño.
que quisimos mantener,
más allá de la vejez.

No teníamos que comer,
pero existía en abundancia
el respeto a todo ser
y sobre todo a los padres
cuando estaban en el vergel
del ocaso de la tarde.
Les devolvíamos con miel,
tantos besos que las madres
nos dieron un día al nacer.

Quiero seguir siendo un niño
cada día al acostarme.
Quiero derramar cariño
sin tener que avergonzarme,
por abandonar a unos seres
que dieron hasta su sangre
para que yo fuera hombre
como un niño en cada tarde.
Eso es lo que he dicho ¡Hombre!
¡que siempre supo afeitarse!

De ahí que sea mi camino
el sendero al más allá,
donde sé que lo Divino
nunca me traicionará

viernes, 23 de octubre de 2009

BUSCAMOS LAS COSAS GRANDES

Buscamos las cosas grandes
en un mundo enloquecido
¿Y el amor que nos legaron
dónde se encuentra escondido?
¿En algún rincón del alma
o es que nunca ha existido?
Ese que hoy buscamos
en las flores del estío
y que pronto lo arrojamos
a las cloacas o a un río
de aparentes intelequia
Yo pienso que abandonamos
entre clamores de frío.

Y entonces lo que buscamos
se convierte en soledad,
que consume a las criaturas
de una inmensa humanidad
que buscan las cosas grandes,
cuando las pequeñas dan
mayores felicidades.

Y esas pequeñas están
enterrada en nuestros pecho,
porque no supimos dar
un giro a nuestro derechos,
al lujo, al orgullo y vanidad.

Aquellos “Peces y el pan”
no nacieron en la lujuria,
fueron hijos del dolor
tejidos en una corona
con la entrega del amor.

Cuando busques el amor,
recuerda donde enterraste
lo que de él te se quedó.
¡Por qué si lo malgastaste
detrás algún corazón!
¡No busques las cosas grandes
que su peso dan dolor!
Las pequeñas son mayores
con la claridad de Dios.

viernes, 16 de octubre de 2009

LOS ASNOS INTELECTUALES.

“Los asnos intelectuales”
son aquellos que me miran
como escoria abominable.
Sé que no soy mucho más.

Me consta que no soy nada;
apenas si una sombra
de una estatua lapida
en lo profundo del tiempo,
donde no existe un suspiro,
ni tan siquiera del viento
o una caricia de amigo.

Pero en cambio hay una flor
que ha germinado en mi pecho,
entre hadas que volando
van abrazando mi alma;
y entonces mi corazón
se convierte en estruendo
del más frágil y dulce amor
que jamás e imaginara;
lo que nunca fue capaz
de pensar que en mí anidara,
la dulce llama del fuego
qué hasta los palpados abrasan.

Por eso siento dolor
dentro de mi corazón
cuando miradas de hielo
me traspasan sin pudor.

Soy igual que una paloma:
si no la dejan volar.
Mi pluma es como aroma
de extrema fragilidad
que a mi vida le da forma
con su bella alacridad.

La indiferencia es el fruto
de una errónea formación
que va engendrando disgusto
al presunto, fanfarrón
y que alardea de ser justo
con su presuntuoso don.