viernes, 2 de marzo de 2018

QUISE ENCONTRAR EN LA FRÍA…

                

Quise encontrar el la fría estela del silencio
algo que creo que no existió
y sí existió, ya no recuerdo su nombre.
Sólo me llega a la memoria
aquella loza que mis ojos no pueden taladra.

No la pueden perforar
porque el escudo que custodia aquel silencio
es un estruendo sepulcral
que sepultan las miradas de los ojos,
para que no puedas mirar,
aquellos ojos azules que vieron las estrellas,
los labios que sellaron  nuestro amor,
las manos que estrecharon este pecho
que hoy se parte en dos mitad por el dolor
de tantos eventos maltrechos.

Y en cambio no recuerdo sí exististe
o en los sueños fuiste una ilusión
que al despertarme  de ellos,
sólo escucho el estruendo de tu voz,
y el estampido desgarrado del silencio.

Y el supuesto llanto de una alondra
que se empeña en volver a despertar,
lo que sé, que no existió en la memoria.
Sí algún día esa sombra se extinguiera
y mis sueños se volvieran realidad,

te aseguro que las fauces de la muerte,
para mí sería, como un nuevo comenzar,
desprendido de sus brazos como un puente
para unirnos a los dos en el más allá,
donde el sueño, ya no es un sueño,

si no una bella  realidad.
Y eso para mí, tan sólo tiene un nombre,
el que he de bordar con oro en las estrellas.
Es muy simple, si se pintará en el Cielo,
al conjugarle es el verdadero amor
que al simplificarlo es ¡Aún te quiero!
                         *