lunes, 4 de junio de 2018

CUANDO INTENTO DESPERTAR.


     
 Cuando intento despertar
      de la fronteras del delirio,
      donde yacen las hormigas
      de los herrumbres vientos.

      Me interno sin poder negarme
      en los abismos lucidos del cantar
       y en las aristas  cristalinas,
      que arañan las espadañas del olvido.

      En ese sueño que salpica la amargura,
      voy danzando con el juego de la noche,
      el pavoroso espacio de la pluma,
      el que me traslada a las sombras fantasmales,

      a esa cumbre, cubierta de locura
      y con muñecas de trapo sin oídos,
      sin ojos y sin semblante;
      esas que duermen en el jergón  de los sueños
      y parecen como un río deslizándose a la mar.

      Cuando las sombras embriagadas
      con el filo de sus garfios,
      arañan el costado de este alma
      y hieren lo más escondido del pecho,
      con la daga amarilla de la muerte.

      En el centro de la mente esta clavado
      el sonar de un hastío estradivario
      y no sé si mi sueño fue durmiendo
      o si despierto lo he soñado.

      Son sueños que están despiertos
      y taladran las amenas del corazón
      que cabalgan en los adentros
      de un alma con ilusión.
                    *