Yo tengo
grandes amores
entre
las tres compartidas;
mi santa
esposa Dolores
que en
mi corazón está viva
como el
perfume de florea
que son
perpetuo en la vida.
No la
olvido nunca un día,
ya que
tengo la custodia
de
nuestra Virgen María.
Van clavadas
en mi memoria
todas
las horas del día
y hasta
en las noches, diría.
No es
que no me interesa
decir
quien fue la primera,
mi madre
María Teresa
que
tantos amores me diera
de su
interior con pureza
“pa” qué
la historia supiera
el
regalo que me hacía,
para
llevar a la memoria
de las
criaturas que un día
leyeran
esta poesía;
sin
ocultar que el amor
no es un
cuento o fantasía.
De hay
que sean tres amores,
en mi
pecho sumergidas
como
regalo de flores
o tal
vez que esté fundidas
con
fuego de sus amores,
para una
eterna vida.
No sé
cual fue la primera
en mi
corazón tatuada,
o la
segunda o la tercera,
la que sin
duda serán,
mi
estandarte y la bandera
que
siempre sabré llevar,
más allá
de nuestra esfera.
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