AMOR DE SAN VALENTÍN.
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Es un día señalado,
si hay suntuosas caricias
de los brazos del amado.
No existe un enamorado
que sus besos no sean flor
arrancados del jardín
que yace en el corazón.
De ahí que San Valentín
sea un mito de pureza,
donde se arrodilla el alma
porque no existe tristeza
cuando dos seres se aman.
El amor nunca se acaba
cuando esa flor se cultiva
con la miel más pura y limpia.
Sí el ser que en toda su vida
vio su pareja cual flores
de magnolias o ambrosía
que engendró Él, desde el más Arriba,
una noche o tal vez fue una mañana
para cuidarla y mimarla
como una eterna poesía.
Sin importar para nada
el escollo de algún día.
Es señal que hay una flama
al prender con su mirada
el amor del ser que ama.
Aunque se abrieran los mares,
los Cielos y
bajaran las estrellas,
no habrá una fuerza tan grande
que pueda romper los lazos
que un día, a ambos los unieran.
Porque el amor es más fuerte
que un millón de bravas fieras,
acompañadas de ninfas,
con mil poderes de esferas;
unidas a mil montañas
que sobre el Orbe cayeran,
ni aun así, se romperían
esas fuentes de dulzuras.
El amor será testigo
de aquellos que bien se quieran,
ya que no habrá un enemigo
que su poder destruyera,
lo que el Cielo engendró
con una simple sonrisa
que algún día dos corazones
lograron que aquél naciera
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