lunes, 28 de enero de 2019

YO SOÑÉ QUE ME ENCONTRABA.

                                                    

Yo soñé que me encontraba
en un lúcido lugar
y sin saber que pasaba
de amargor empecé a llorar.
Sentí un intenso dolor
que el corazón me arañaba
y el alma sin compasión.

Cerca de mí habían dos velas
de las que sentí el calor
y a mis pies una escalera
que en su sima estaba Dios.
No sé explicar la quimera
que me inundo de pavor,
fue peor que una ceguera.

Yo diría que fue un sueño
que el cielo me regaló,
como cuando era pequeño
que mi madre, me compró
unos cigarros de juego
y bien sé que me engañó,
ya que aquél niño era lego.
 
                      El sueño fue más profundo
de los que jamás soñé.
Yo creo que en un segundo
hasta  otra esfera llegué.
Aquello era otro mundo,                                
todo de flores y miel,
allí no habían nauseabundos. 

Me encontré en dichos confines
un salón que proyectaban
lo mismo que en nuestros cines.
Las películas que pasaban
hizo a mi cuerpo temblar,
ya que en esta vi la cara
de cuando yo, era un zagal.

Me vi cuando era un zagal
que en las terreras corría.
Me vi luego trabajar
en oscuras galerías
donde corté mineral,
¡Que Dios sabe a dónde iría!
Tal vez para hacer el mal.

Me vi, cortando una flor
que a mi Lola le ofrecía.
¡La besé con tanto amor
que el calor que despedía
eterno se conservó,
más allá de nuestras vidas
sin mermase su calor!.

Grité, y nadie me respondió,
entonces vi a mis  hijos
junto a mí en el comedor;
casi brinqué de alegría
del gozo que me inundó
toda la chavalería.
Agudice más la vos,
pero a mi nadie me oía.

Vi unas nubes temblorosas
que me impedían mirar
las más bellas y suntuosas
maravillas de un hogar.
Vi cocinar a mi esposa,
uno y otro cual manjar.

Vi, mis ojos desgarrados
como hojas de papel
cuando besaba los labios,
sin vida de mi mujer.
Sentí sangrarme costado
con las garras de la hiel.

Fue un llanto desmesurado
que cual fuego derramé
de mi pecho traspasado;
sangre, retamar y hiel.
Cuando vi, desconsolado
que aquello no era el ayer,
si no un final del pasado
que se enredaba en mi ser.

Al terminar el télefil,
se iluminaron las sombras
de aquel sueño que viví
y ya completa la obra,
sentí deseos de escribir
mis errores y las zozobras.

Hasta aquí no había entendido
porque soñaba despierto.
Fue en el último latido
que precedió al estar muerto,
donde me hallé sumergido
en las fauces de un desierto,
para mí, incomprendido.

Las flores de las coronas,
cual montañas  de amapolas,
de nardos, mirtos y rosas,
fueron como una escalera
que me llevó hasta mi esposa:
la que me estaba esperando
con un ramo de magnolias
de tulipanes y mimosas.

No me quedó duda alguna
que  aquel sueño no soñé.
Fue tan sólo una laguna
en la mente de mi ser
que cabalgó hasta la suma
de lo que dejé de hacer.
                      Vi que estaba equivocado
cuando mi esposa se fue.
Ella se quedo a mi lado
cómo una estatua en mi ser.

Desde entonces yo la siento
acariciar  mi interior,
de tal modo que hay momentos
que no sé si es ella  o yo,
la que derrama los versos
como pétalos de flor,
lanzados a los cuatro vientos
con la sonrisa de Dios  
              *

viernes, 25 de enero de 2019

UNA MEMORIA DE AMOR.

 

Dedicada a nuestros hermanos
de centro América,
y un tanto de desconsuelo
por aquellos que sufren los 
incomprensión de los hombres
en Bagdad

Cómo me gustaría ser un niño
y soñar con reyes magos
y cabalgar en un reno
en todo el  globo terrenal,
y poder llevar montañas de cariño,
para llenar el mundo, de paz y felicidad.

Soñar ¡Sí, eso es lo que quiero!
para luego despertar
con la luz, de un mundo nuevo,
donde todas las mamás
sin pudor dieran el pecho,
donde lloviera el maná.

Me gustaría ser piloto
de una nave sideral
y bombardear de la tierra, 
los lugares más remotos
con bombas de dulce paz
y llegar a Nicaragua
borrado el huracán.
Afluyendo agua y miel
en unos ríos de pan.

Quisiera poder soñar
que vuelo a las cuatro
esquinas
del gran Orbe Terrenal 
y soñar con las guerras
que terminan
en toda raza y lugar.

Soñar que mando misiles
 hechos de nata y de flan.
Soñar que ya los fusiles
a nadie, matar podrán.

Gritaría como un niño
lleno de felicidad,
a los hombre del poder.
 Hacer guerras de cariño
y con dulzura, dialogar.

¡Cómo no voy a soñar!
si en esta parte del Sol
sobra generosidad.
Porque al decir,
española o español,
es decir que la bondad
nos nace del corazón
cuando hay necesidad.

Siento miedo de ser hombre
y como niño soñar.
Siento horror por esos pobre
que el hombre hace llorar.
Quisiera soñar, Dios mío
con la paz y sin soñar.
Y en mi alma siento frío
cuándo veo tanta maldad.

dame un sueño que convierta
mis sueños en realidad,
y llame el hombre a una puerta
donde sólo halla bondad.

No quiero vivir despierto
porque me hace llorar.
Prefiero dormir o muerto
y con mi sueño callar
el grito del pensamiento
que no deja de gritar.
Gritar a los cuatro vientos        
Dejar hombres de matar.
               *

           

miércoles, 23 de enero de 2019

LA LLAMADA DE LA MUERTE...



sentí golpes en la puerta
sin ver nada en el cristal.
Me llamaba muy contenta
y no le dejé, ni pasar.
La sombra rubia escarlata,
era luz en la oscuridad.

Esgrimía como un espada
las plumas de un gavilán.
No corría, ni volaba
golpeaba en el cristal.
Tenía escondida la cara
y en las manos un disfraz.
 
       Me llamaba, me llamaba,
no le quise ni escuchar.
Mi alma se encabritaba
y le habló de igual a igual.
Por eso supe que estaba
esperando en el portal.

Radiante como una novia
de mi alma enamorada.
Estuve hablando con ella
en el quicio del portal.
Cuando volví la cabeza
no me podía despertar.

Me llevaban entre cuatro
un cura y un sacristán.
Y grité a los cuatro vientos
entre los cielos y la mar,
al ver que mi cuerpo yerto
no podía despertar.

Mientras mi alma volaba,
mi yo, quedó en el yazca.
Fue cuando vi en la puerta
a través de su fanal
que la muerte, era coqueta
y dulce como un panal.

Desperté hablando con ella
no recuerdo en que lugar:
entre billones de estrellas
con luz sin oscuridad.

           Cuando sonaba el reloj
           me tenía que levantar
           y entonces vi que soñaba
           sin estar en el más allá.
               *

lunes, 21 de enero de 2019

DE MI AGONIA. EL DOLOR.



        Está basado en el desprecio de un
determinado caballero, que quiso
ahogar mi pluma; con aquella
frase, de mofa e indignación.
Por que él suponía que yo, no
tenía derecho a publicar mis
trabajos, ya que eso era patrimonio
exclusivo de intelectuales.
                          *
        Por ser  un intelectual
me escupisteis en la cara
como a una sierpe o animal
y ese fuego de tu llama
llegó a mi pecho, a quemar.

       Tu insulto ha sido mayor
cual dos frías puñaladas
clavadas en mi interior.
Tal cual que mil bofetadas
no causarán más dolor
en mi alma laceradas.

        Pero la pluma y mi cara
gracias le darán a Dios,
porque usted, santificará
con su desprecio mayor
un alma que dedicara
a solo derramar AMOR,

        Le deseo, de corazón
suntuosas andaduras,
según fuera su intención
al sonrojar mi figura:
sea del corazón, su amor
o con la mayor amargura.
¡El doble le deseo yo!
                        -
      Es cierto que no comprendo
al hombre intelectual,
y bastante que lo siento.
Aunque no es menos verdad
que algunos de ellos me causan
náuseas por su vanidad.

Porque si ese, es el ejemplo
que prodigan a los demás,
yo prefiero ser un lego
que amor siembra en cantidad,
y no ser un sabio ciego
carente de caridad.           
       -
        El dolor de mi agonía
no es las garras de la muerte,
ni la cruz de cada día
que me ha tocado por suerte,
ni tan siquiera diría
el amargor de indigente.

        Creo que soy  repelente
al hombre intelectual.
Cuando en realidad la gente
tiene mucho que callar;
porque bien sé, que echan peste
lo que arrojan al hablar.

   ¿Por qué se empeñan aquellos
en dudar de algún caudal?
¿Acaso los cuadros bellos
siempre los suelen pintar
los intelectos destellos
de alguna universidad?           

        La dulzura y el amor
no son fruto de los libros.
Eso, es tan sólo de Dios
que a cada uno le ha escrito
dentro de su corazón
un tesoro tan bonito                  
que ni el cuerdo y su razón
con su pluma lo ha previsto.

    Como puede ver el color
donde nace el talento
que pueda darle a un cantor
el don que brota en su aliento
de tan bella y dulce voz
Tal vez que el hombre esté ciego
para no ver que es de Dios
todo lo que exhibe luego...        
               *

viernes, 18 de enero de 2019

LA ESTIRPE INTELECTUAL.



        La estirpe intelectual
repudia el comportamiento
de mi modo de actuar.
¡Y digo yo! Y tal lo siento.
¿Por qué detener el caudal
de las aguas o del viento?

¿Por qué dicen que es audaz   
el cobarde en pensamiento?
Si tan sólo él, sabe andar
de prisa cuando algún viento
le va empujando de tras.

¡Dejad que mi pensamiento
vaya sembrando la paz!
Aunque sea en un desierto
a quien le quiera escuchar.
 
        Dejad las flores crecer
y a los niños darles amor.
Dejad que el hombre sea él
como lo creará Dios.

Y si veis que alguna ves
se lamentan del dolor,
tratarles como a un clavel,
porque es una tierna flor
semejante a dicha piel.
 
        Dejad que vuelen las aves
a su antojos en los cielos
y en diferentes lugares;
porque el trino de sus pechos
son mensajes a pilares,
demostrándoos con los hechos
de afluentes manantiales
que con su pluma se han hecho.
                   *

miércoles, 16 de enero de 2019

NO SE, SI LO ENCONTRARE.



      No sé, si lo encontraré,
pero sí que les prometo
que el alma le arrancaré
a mi hado mal oliendo
y le aré volver otra vez.

        A mi musa sin candor
no la busco para amarle,
ni para pedir un favor.
La busco para enterrarle
y poder salvar mi honor, 
él que me entregó mi madre
con el mimo de una flor.
 
Aunque en amargo baladre
me traspase el corazón;
no quiero ni recordarle
a ese maldito ladrón
que en el filo de la tarde
me ha convertido en bufón.
 
       Es una musa perdida
que me gustaría encontrar.
Porque ha marcado mi vida
y me va haciendo llorar,
ya que siempre está escondida
en sombras de un muladar
y cuando la veo asomar
abre en mi pecho una herida
que no se puede cerrar.
Me deja el alma partida;
partida en dos mitad.

       Voy maldiciendo la hora
del día que la conocí,
la mimo como amapola
que florece en mi jardín
y cuando la veo que llora
me marchita la ilusión
y no sé, como tratar
a esa bella maldición
que no es capaz de callar
lo que ve en mi corazón.

        Se mantiene entre mis manos
sin dejarse acariciar:
vive en mil mundos lejanos
y en lo profundo del mar
cual las nubes de veranos
de estruendosas sin pluvial,      

    Le repudio y, necesito
de su luz la claridad
y hay veces que hasta le grito
cuando está en mi soledad,
recordando lo bonito
que duerme en la oscuridad 
de lo que siempre repito,
!no sé, si me entenderán¡
                  *