No lo puedo precisar
si había nacido la primavera
o caminaba libre en su despertar.
Lo que si recuerdo y vivo está,
es que fue la vez primera
que vi tu pelo volar
y aquella ardua cabellera
de rubio y fino azafrán.
El aire dibujaba en tu veste
olas que diría del mar.
No vi el color de tus ojos
por la distancia quizá
o porque escondías la mirada
trémula al verme pasar,
sobre aquella yegua blanca
al regresar de labrar.
Tan sólo por un instante
cruzamos nuestras miradas
y no supe el reaccionar.
Te dije, –Hola, sin mas
y tu como una amapola
me contestaste igual.
Tú, tenias trece años
yo tan sólo uno mas
Fue la primera vez
que sentí frío en el alma.
Tiritó como una pluma
mi aliento al respirar.
Qué extraña tal sensación.
La explosión de tu mirada.
como un volcán en erupción
despertó en mi corazón
lo que nunca imaginara.
No hablamos apenas nada,
con un hola, nos bastó
para firmar el compromiso
que el cielo nos regaló.
Ni con los años, ni el viento,
ni con los rayos del sol,
sean podido borrar
aquella llama de amor.
Sigue viva en la distancia
como el fuego en un crisol;
donde quedaron fundidas
dos vidas en un corazón
y no abra quien las extinga
mientras vivas tú o yo,
o haya una primavera
donde creciera alguna flor.
*
1 comentario:
Me ha gustado mucho este poema. Que Dios le bendiga.Un abrazo.
Publicar un comentario