COMO UNA DAGA SE CLAVO.
*
Dedicada a la esposa de Fernando
Mezdeu. La que le arrancó
la vida un cáncer. Y no lo haré
sin antes pedir perdón
por aquél enjuiciamiento
que brotó en mi corazón
Y a la memoria de esos seres
heroicos que con tanta, entereza
llevan esa amarga realidad.
como blasón de belleza
y de ejemplo a la humanidad.
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La
vi con aquél sombrero
que iba a recibir a Dios.
Y sentí tal desconsuelo
que estalló como una voz
mis inmundicias desde el cieno
de mi negro corazón.
No
entendí que estaba ciego
y con el alma de hielo,
no sabe ver a una flor
que se desprendió del cielo
y lleva con gran honor.
Aquella, ausencia de pelo.
Lloré
con tanto pavor
que me quemó como un fuego.
Lloré por falta de amor
en mi corazón de lego
y lloré por ser el peor
de un herrumbre fematero.
Creo que sentí hasta celos
de la caricia de Dios,
al no quitarse el sombrero.
Por ella pedí perdón,
para arrepentirme luego
de mi inicua sinrazón.
Sentí tan gran emoción
que me arañó la amargura,
al no entender la razón
que obligó, a dicha criatura
a la supuesta sin sinrazón,
la que ante Dios, era dulzura.
Esa
carencia de pelo
se la arrancaba el dolor
y de ahí que con sombrero
fuese a recibir a Dios.
Y Dios, la beso primero
al tomar la comunión.
hecha con carne de acero,
se le negó el gran fragor
de las campiñas del cielo.
Por eso la besó Dios
a través de aquel sombrero.
Sentí
tan grande tristeza
que anuló mi pensamiento.
¿Por qué mi pecho y cabeza
hizo tal, enjuiciamiento,
a un alma de tal belleza?
Por lo cual, yo me arrepiento.
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