Dedicada a la poetisa
Soledad Martínez. La
que en una ocasión
me recitó uno de mis poemas
-
Escribes
bien ¡Puñetera!
y llegas al corazón
como el sol en primavera
que extiende su resplandor
en montañas y praderas.
al trasformar las quimeras
en una bella canción
que, si fuese una escalera
se podría llegar a Dios,
ante que nadie lo hiciera.
con las fibras de tu voz.
Con tal fuego de una llama
que si no existiera Dios.
¡Cosa que en mi pecho clama!
Diría que tu candor
es el brillo de su cara,
ungida en tu corazón.
Por eso quiero pintar
con mi pluma tremulante,
un mucho de alacridad
que resalte tu semblante;
con la dulzura y bondad
que a este herrumbre caminante
sea capaz de dibujar.
Abriendo mi alma al viento
como alas de alcatraz,
donde dejo el pensamiento
junto a tus auras volar,
más allá del Firmamento
al que quisiera llegar.
Si yo pudiera peinar
con mis ojos las estrellas,
la luna y la claridad,
iría bordando en la luna
los destellos de la mar
y no dejaría ninguna
de los astros sin pintar.
Los pintaría para ti,
con los sueños de cristal.
Y hasta intentaría subir
más allá, del más allá
y luego. yo presumir
que te he llegado a escuchar.
La nitidez de tu pluma,
tu rango de recitar
que galopan en tu alma
donde llegan a abrevar
el fuego de mil palomas
sedientas. ya sin volar.
lo que pienso sin pudor,
que mis poemas más tristes
los elevas con tu voz,
más allá de las aristas
de mi propio corazón
*
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