martes, 21 de enero de 2020

NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE...

  

Nadie, absolutamente nadie,
sabe lo que acontece
en las agujas del reloj,
"o la distancia numérica
que nos separa del sol",
ni marcar el rumbo de nuestra nave
hasta la Osa Mayor.

Almacenamos deseos.
Soñamos con lo imposible.
Masacrando la bondad,
la inocencia de los niños
y hacemos guerras sin paz;
ya que nos falta cariño

para mirar las estrellas,
y las aguas claras y cristalinas
que emanan de manantiales
que bañan cada mañana
las huellas de un nuevo día
que nos reclama el cantar
de nubes de golondrinas
que cruzan el ancho mar.

Desérticas amazonas
y hasta el Ártico Polar.
Nos regalan con sus formas
lágrimas por los que lloran
sin esperanzas de andar
en esa alfombra de sombras
que se suelen fabricar.

Para ver lo deplorable
                       que construyen un disfraz
con que nos cubrimos la carne.
En cambio bien sé que aquellos
son capaces de acariciar
                        vértices de un alma limpia
sin llegarle a despertar.

Espero que una mañana,
una noche o talvez un amanecer,
el hombre no sueñe nada,
al no ser, hacer el bien
a los débiles elementos
de la indigente humanidad
que carecen de alimentos.

Me gustaría dibujar
un mundo donde los hombres,
sólo sembrarán la paz.
Donde no existieran pobres
                        y que todos fuesen igual;
viviendo en un mismo orden
entre montañas de pan.

De pan y fuego candente,
capaz de poder quemar
con amor de Dios, a la gente,
y sin tener que mirar los colores
de las diferentes faz,
ya que el interior es igual
de esa inmensidad que ocupa
nuestro espacio terrenal.

El mismo aire que resbala
en nuestras caras.
El mismo color de sangre
que circula por nuestras venas.

Las mismas ansias de vivir,
La misma luna, el mismo sol,
ni las estrellas se pueden equiparar,
las que nos  regalan cada día,  
el portento y el amor que heredamos
de los brazos del Creador.
 
                      No juguemos a ser dioses,
ya que no podremos recoger,  
lo que nunca hemos sembrado,
de semillas para obtener
los suntuosos regalos
que nos legó el Gran Poder.  
                   *

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