miércoles, 22 de enero de 2020

LOS ARAÑAZOS DEL ALMA.



Los arañazos del alma
despiertan en mi interior 
la sonrisa de tu cara.
No sé si fuiste mujer
o la sombra de un fantasma,
o un ángel que sus caricias
se derraman como hojas
de nardos en mis entrañas.

Si no vienes ayudarme,
mi barca sé qué naufraga
en las turbulentas aguas
que bañan los arrecifes
donde se vara  esta barca.

Le tengo miedo al salobre
que en forma de hiel endulzada,
llega hasta mis labios yertos 
como un fuego que me abrasa
el pecho y el pensamiento.

Aún así lucho con hierros
que le arrebato al pasado
aunque se encuentran muy lejos,
mis ojos siguen clavados
en los recuerdos más bellos
que nadie pudo soñar....

Yo, bien sé que siguen vivas
en las cumbres de mis brazos,
como si fueran estatuas
que se mantienen dormidas;
muy lejos del cenotafio
que un día quiso  borrar
lo que sellaron tus labios,
con aquel fuego sin nombre
que nadie pudo soñar.

Yo sé que el cielo, es consiente
de que  aún te necesito,
como el aire que respiro
con esa luz que me llega desde el cielo
y que se mezcla con la sangre de mis venas.

Tú me perteneces, y no hay nada
que te pueda separa  de mi interior,
ni de las pupilas de los ojos,
sumergidas en lo profundo del alma,
ni de lo más escondido de mi ser.

Tal aliento le da vida  al corazón
que aún cansado, siente amor
del contacto de tus brazos
y de los besos que me diste
que aún los sigo conservando
como joya más preciosa  o relicario,
que nadie  podría  soñar
aunque viviera mil años...
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