La palabra hecha fuente
del
Espíritu de Dios.
Vino a
formarse en un puente
desde más
allá del sol.
La
rechazaron la gente,
sin saber
que era el dolor
que
sembraría en nuestra frente
el más
sangrante estupor.
La palabra
puede ser,
talvez la
piedra angular,
o la orden
del poder
que se le da
a un militar
"La palabra se hizo carne"
y no se
llegó a escuchar.
La palabra
fue la sangre
que bañó
la humanidad.
Y el
hombre, hoy grita ¡Madre!
Líbranos
de esta agonía
y ayúdanos
a despertar
con las
palabras que un día
no
quisimos escuchar.
Antes que la profecía
nos lleve
a la oscuridad:
la palabra
que vendría
a salvar la
humanidad.
Y la lacra
e hipocresía
que el
hombre con su dudar
se sumerge
en fantasías
para
ocultar la verdad.
¿Hasta
cuándo? Yo dirí
si tuviera
voluntad.
¿Hasta
cuándo el alma mía,
es igual
que las demás?
Dios mío,
quiero ver
la claridad.
Engendro
de Tu palabra
desde
aquella Natividad.
Y el voltario de hombre
sepa
aceptar tu bondad.
Quiero
entender Tu palabra,
Dios mío,
en el corazón
y que el
hombre la entendiera.
con la voz
de la razón,
para que
el mundo no ardiera
con una espada de fuego
y que tu
manos prendiera
al hombre
que vive en la Tierra
con
llamaradas del cielo,
hasta que
este terruño fuera
como una hoguera de amor,
del
corazón de la Madre
y que el
don de tu calor
me ayude a
no ser cobarde,
para
pedirte perdón.
Quiero llevar tu bandera
aunque sea
en forma de cruz.
Quiero
pastar en tu pradera
contigo en
el cielo azul
cuando se
apague mi vela,
y si por ventura fuera
digno de
Tu gratitud,
dame un
segundo siquiera,
para que
halle la luz
que
nublara mi ceguera
*
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