¿Quién me da la libertad
La
libertad del alma
la
que no se puede ver;
esa
que dá la fragancia
nítida para el pincel
del artista que derrama
lo que hay dentro de él.
Si
se pudiera explicar
la
libertad de algún ser,
de
la sangre, alma y del cuerpo;
diría lo que no digo,
porque no sé del lugar
donde se guarece el tiempo
del
espacio intemporal.
Que
no manche a nadie el viento
del
cautivo en libertad.
El
hablar de libertad
es
decir que el sentimiento
se
aísla de la maldad.
Lo
que para mi estar libre,
para
aquél será prisión;
y en
otros talvez la meta
ausente de libertad.
Libre tan sólo es el viento.
¿Dónde
está la libertad,
del
cuerpo, alma y la sangre?
¿Dónde está la libertad
de
las estrellas al mirarme?
¿Allá en la oscuridad
donde yo intento asomarme?
La
libertad de la sangre
es como un preso cautivo,
es
la energía del hombre
La
cual lo mantiene vivo
entre las flores y la carne,
porque
hay paralelismo
con razón justificable.
La
libertad de mi cuerpo
es
como un panal de miel,
con
amargor en retama,
sin
saber porque ha de ser.
Y
aveces me grita el alma
cuando me araña la piel
con
una antorcha sin llama.
¿Quien me da la libertad?
Me
llega del más allá,
se
funde en el pensamiento
y
cuando la intento abrazar,
a
veces me siento un muerto
que no sabe adonde va.
Me
gustaría ser el viento
Libre para mi sería
gritar a los cuatro vientos.
Hablar de las felonías
o
fundirme en una rosa
y
seguir siendo en mi, el yo.
Quien
dijera aquellas cosas
que
nadie se atrevería
a
decir en alta voz.
que
no tienen libertad.
Por
eso quiero ser viento
y
con el alma volar;
dejándome
sangre y cuerpo
presos con su libertad.
*
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