Estoy
esperando el tren
para
iniciar la partida
de éste
alocado anden
que
Dios, me ha dado por vida.
¿Tardará
mucho en llegar
dicho
humeante espectro?
Pronto dará
la señal
con su
silbato siniestro.
Fui
mirando al horizonte
hasta
quedarme dormido.
Quiero que sea al despertar
cuando
escuche su bramido.
Perdido
en la oscuridad
como
cuando era niño,
yo le
pedía a mi mamá
de su
carisma el cariño
que me
viniera a buscar
y cantará
nana alguna,
la que
solía escuchar
cuando
mecían mi cuna.
Aquella
hermosa canción
que de
niño me aprendí.
Lo mismo
que una oración
la llevo
dentro de mí.
La
siento por las mañanas
cuando
voy a despertar,
como el
sonar de campanas
enredado
en el soñar.
“Duérmete
niño mío
que
viene el coco
y se
lleva a los niños
que
duermen poco.”
Recuerdo
aquella canción,
como el
tren que no llegaba.
Fue mi
primera ilusión
cuando
mis pasos iniciaba.
Para mí,
aquél momento
era el
tiempo que volvía,
y me
traía al pensamiento
aquella
oxidada vía:
Del tren
que empezaba andar
en
páramos distendidos,
sin
saber a que lugar
iban mis
pasos perdidos.
En tren
vibraba en la vía
con
rumbo desconocido,
pero yo,
lo presentía
aunque
estaba confundido.
Confundido
en la ignorancia
del
desconocido andén.
Perdido
por la distancia
de
cuando vendría mi tren.
Espero
que llegue el tren
antes de
quedar dormido
en el
banco del andén
y qué me
lleve de una vez
a un
lugar desconocido.
Sumido
en el recuerdo
aun sigo
esperando el tren,
y
esperando aquí me quedo
cuando
venga ¡Vendrá bien!
Y será
bien recibido.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario