Voy enterrando suspiros
que dejanron grandes huellas;
dejando en mi alma aquellas
la nostalgia en los respiros
de una inolvidables estrella.
Nada tengo que decir
en el ocaso de la noche,
al no ser de los derroche
que Dios deposita en mi.
Con la luz de un nuevo día
de una inmensa claridad
que me da con su bondad,
un manantial de alegría.
Buenas noches, compañera.
Buenas noche, amor mío.
Voy ahogando las quimeras
entre calores y el frío.
Mirada limpia del alma
que con los ojos vendados,
se va escondiendo en la calma
mi corazón desolado.
¿Cómo apartar el sentido
e impulsos del corazón?
¿O decirle al pensamiento
que no use la razón
de aquello que brota dentro,
más allá de una ilusión?
Sólo sé entierrar suspiros
al fondo de mi interior,
ya que nunca he sabido
Vivir sin una ilusión.
*
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