lunes, 20 de octubre de 2014

PUEDEN DECIR DE MI NECEDADES.

 

Pueden decir de mí necedades,
que es turbia mi alma mi corazón y mi pluma.
Pueden ponerme de rodillas
ante los tribunales o de las reales academias
y hasta reírse de mi humilde cuca.

Pueden decir que fui un don nadie
mal trecho, ahogado en las penas.
Pero una cosa no podrán quitarme,
el amor sangrante de las venas,
ni decir que no fuese ecuánime
al formar los eslabones de esta cadena.

Pueden sentir tedio del fondo de mis temas,
por los oropeles turbios de su color.
Pero que nadie diga que mis poemas
no son hijos de la luz y de el amor,
porque estarían pronunciando una blasfemia;
sería como decir que no existe la luz de Sol.

Dejadme que pinte con mis sueños
la hermosura del aliento de la luz y el respira.
Dejadme llegar con tal locura
a lo más profundo que escode el ancho mar,
para sacar la luz de la noche oscura
del letargo en que vive el coral.
 
Decir si queréis que fuí del viento
una sombra sin apenas nitidez.
Decir si queréis que me ahogara sin aliento
con mi pluma apenas sin caudal.
Pero no me toquéis por favor pensamiento,
dejadle que descanse en su yerta soledad.
 
No negarle la fragancia del amor
al que puso el cariño y la dulzura.
Por que levantaría de me mis auras el fragor
y des el más allá. gritaría en la sepultura,
no quiero saber si fui una falso flor
que envolvió la soledad con su locura,
 
yo tan sólo intenté que mi dolor
no fuese contagiado a las criaturas.
                                           *

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