jueves, 23 de mayo de 2013

REBELDÍDAS...


 
No soy capaz de distinguir
y aún menos de valorar
que camino he de seguir.
No sé si serán los hierros
que dejara en el camino
antes de empezar andar.

         Mi fracaso son las ruecas
con las que no supe hilar                                                
lo que el Cielo me dio, bueno,
y que llegué a sepultar
sin almizcles de las rosas
y anacronismos de un ego
que creció en un muladar:
sin pararme, ni a pensar
que derramaba veneno
disfrazado de verdad.

        Y Dios, que es más que bueno
me permite cabalgar
en los desérticos mares
de la inmensa humanidad.
Él, que no engaña a nadie,
ni derrocha vanidad
y menos antagonismo
que confunda a los demás.

         Espero que una mañana
cuando pueda despertar,
encuentre en mi ventana
una brisa del Austral
que de luz a aquel sentido
que un día me deje atrás.
        
         Yo bien sé que no hago nada
de provecho para Ti;
al no ser mirar tu cara
cuando te voy a pedir
regalos que no merezco.
Solo me sé repetir
como víctima  de un aire
que nunca llegó a existir,
al no ser para engañarte.

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