miércoles, 24 de abril de 2013

NO ENTENDÍ LO QUE PASANBA.



      No entendí lo que pasaba,
      al menos por esta vez.
 
      Salí de la habitación.
      Pensé que estaba soñando,
      la gente hacia oración.
      yo, les seguía contemplando
      y nadie en mí sé fijó.
      !No entiendo que está pasando!

     Contemple el ancho mar
     mientras miraba en el puerto.
Volví la cara hacia atrás
y vi a mi cuerpo inepto.
Pensé que estaba soñando,
¿Sueño, vivo, o estoy muerto?

Nada me impedía hablar.
Grité, y nadie me escuchaba.
¿Por qué llora tanta gente
sí aquí no a pasado nada?
Sentí sudor en la frente
y nadie me la limpiaba.

¿Soñaba o estaba muerto?
Me encontré un guapo doncel,
todo vestido de blanco;
él me cogió de la mano.
Yo, me impresioné de él.
Le pregunte:  –¿adónde vamos?–

     Pero él no contestó,
     se expresó con la mirada.
Volamos por las estrellas
¡que hermosa tal cabalgada!
Me mostró cosas muy bellas
cual indescriptible gozada.

La gente que me velaba
     las intenté consolar;
     pero nadie me escuchaba.
Gran pena todos me daban
y grité, llamé y lloraba
y ninguno me sentía,
ni yo, sabía que pasaba.

    Cuando llegué aquel puerto
    diciendo –¡misión cumplida!
en el más loco desierto
que Dios me a dado por vida.
Sentí el sueño de un muerto
sin saber qué mi partida
era un éxtasis supuesto.

Al doncel de rubio pelo
     no le pude ver la cara.
¿Será algún ángel del cielo
o mi Martín qué lloraba?
¿Será la mano de Dios;
o será mi sombra helada?

No quisiera despertar
     si por ventura soñaba
     si tal muerte era real:
     yo quiero verle la cara
     de aquel hermoso doncel
     que con dulzor me trataba.
    
     Soñaba, ¡no estaba muerto!
     era pura fantasía.
     El día que esto sea cierto
     quisiera que mi agonía,
     fuese igual que en este cuento
    
     adornado de poesía.
     Pues cuando llegue ese evento
     seré puntual ese día.
     Convencido estoy que es cierto.
                    *              

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