miércoles, 10 de abril de 2013

AÚN NO SÉ SI FUE DURMIENDO.

   

          Aún no sé si fue durmiendo
o porque, ya no existía.
Lo cierto es que fui leyendo
a un espectro la poesía.

         Aquel ser abominable
con sarcasmos se burlaba
de mi poesía más notable,
al tiempo que vomitaba 

          ramilletes de adjetivos
 que me lanzaba a la cara.
 Quise saber los motivos
 del porque así me trataba.

           Me miró con gran desprecio
 y aun mayor fue su amenaza.
 Me dijo que yo era un necio
 y bruma de lontananza

           y que jamás supe pintar
 con la pluma nada bueno.
 Sentí ganas de llorar
 cuando vi tanto veneno

           que sobre mí derramaba
 el dicho aberrante y espectro,
 que tan cruel me maltrataba
 con su corrupto siniestro.

          Me arrodillé ante sus pies
 implorando comprensión,
 y me dio un puntapié
 cual si yo fuese un bufón, 

          y entonces le pregunté:
     -Por qué de aquella desidia
     que arrojaba ante mi tez?
     Llegue a pensar si era envidia.

          Lo cierto fue que el sonrojo
me sumió en la amargura.
Tal vez fuese tal enojo
que no me sentí criatura.

         De pronto, reaccioné
         y le dije aquel infecto.
        Yo sé que sólo Yahvé,
         puede anotar mi defecto.

    Déjame  sembrar amor
aunque sea con fantasía,
ya que el amor es de un color
semejante a la poesía: 

     –Para  ti,
     esa fuente no se ha hecho,
     ni jamás podrás beber
     esos destellos de un pecho,
     porque nunca fuiste ser,

          que el cielo le regalara
lo más mínimo de miel.
Por lo cual siempre tu cara
será amarga como hiel:

    –Deja que  abra una puerta, 
     para que pueda intentar
     semejarme algún poeta
     cualquier día, en algún lugar. 

          No importa que sea en la tierra
o después en el más allá
de la existencia más perra
que ignominias pudo hayar.

          Soy  sueño que no ha existido,
ni jamás tuvo ocasión
de poder ver convertido
en realidad su ilusión. 

     Olvídame espectro inerme
     y déjame despertar,
     ya que tú produce peste,
     cual si fueses un muladar

          ¡Si son malos mis poemas
 no te debes preocupar!,
 ni hurgar en sombras de temas
 que no sabes valorar.

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