Una noche yo
soñé
que hablé con
Miguel Hernández.
Como un niño
me asusté
al ver que
quería arañarme.
Me preguntó
muy amable,
por algo que
aún no sé:
–¿Por qué
pintas sombras negras
en blanqueado papel?
No ves que son como piedras
con fauces para morder,
como si ellas fuesen fieras
que hieren a quien las lee?.
Si miedo sentí en el sueño,
su pregunta aún fue peor
al sentirme tan pequeño,
me retorcí de dolor
que hasta se me cambió el ceño
y reventé con furor:
–Escribo
porque me gusta
y
porque es mi obligación,derramar toda pregunta
que duerme en mi corazón.
Y que en lúcidas catacumbas
“algún dios las sepultó”.
No culpes a
quien no existe
de
tu mala formación.Yo como tú, fui pastor
que sufrió, cual tú sufriste,
pero imperó la ilusión,
aunque mi final fue triste:
-No sabes como lo siento
lo
que un día hicieron contigo,aquellos que en un momento
y con rencor de enemigo
sepultaron tus talentos;
yo desde aquí les maldigo.
Es cierto que fui un labriego,
pero también es verdad
que dentro del hombre lego
puede existir ansiedad
de propagar como un fuego
ese don que Dios me dá,
a manera de juguete,
para que pueda llevar
al lector que hay en la gente,
las aguas de algún caudal
que a ese dicho contingente
les deleite el paladar:
–Me consta, que todo es cierto,
por
que derrochas amorcon tu obtuso pensamiento;
pero le falta candor
al interior del contesto
que tú prende sin calor.
–Yo sueño que
alguna estrella
venga un día a darme luzque pueda encender con ella
lo mismo que hiciste tú,
alguna poesía bella
aunque sea en el senectud:
–Lo tuyo, es
enfermedad
o
más bien una osadía que me atrevo asegurar
que en ti, anida la envidia,
como a tantos al pensar
que crear es fácil lidia.
–No sea cruel conmigo
compañero
de fatigas,ya que siempre fui tu amigo
e imploré al más arriba
que perdone al enemigo
que te arrebató la vida.
Aquellas bestías salvajes,
masacraron a su hermano
con los mayores ultrajes;
que tan sólo los humanos
de realizar son capaces:
bañando en sangre sus manos.
–Rogalin, me
ha convencido
tu
forma de razonary me siento arrepentido
de haberte juzgado mal.
Ahora sé que tu sentido
es de un poeta total.
¡Me desperté acongojado!
de aquel sueño con Miguel.
Con el pecho traspasado
y de dolor me arañé
el cuerpo de lado a lado,
por lo que hicieron con él.
Pero la idea que tenía
de mis poemas Miguel,
me sumergía en la agonía
que jamás tuviera un ser,
porque hundió mi fantasía
en cloacas de la hiel.
cual si fuese maldición,
y miré a lontananza
donde buscaba un rincón,
por sí Pandora en su danza
de mi pluma hizo un bufón.
Sí lo hizo, la maldigo,
porque ella me convirtio
con su hazaña
en mendigo
y a mi Aedo confundió,
cual si fuese un enemigo
de la pluma y de mi Dios.
Si algún día por ventura
encontrará el candor
que me negó en desmesura
Pandora de resplandor
y a mi pluma de dulzura.
Juro que a dicha criatura,
le muerdo en el corazón.
*
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