martes, 24 de abril de 2012

EL SUEÑO DEL POETA...

         
                    

        Para despertar la musa del poeta
       no basta con el calor del estío,
       ni la luz que derraman las estrellas
       ni siquiera el encanto de la noche
       cuando se inclina en brazos del silencio
       o se esconde en las fauces de los besos,
       sostenidos en danzarines de dos cuerpos,
       ni en las flores silvestre de la muerte.

       No bastaría para poderle despertar,
       ni aún con el edén de la mansión del cielo,
      arrodillada en las espadañas de sus pies.
      Sólo se deja acariciar de la musa
      cuando la daga del silencio se convierte
      en esquila y estradivario de los hados
     enjaulados en el estruendo de la mente
     cual si fueran batallones de soldados
     que desfilan con orgullo hacia la muerte.
 *

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