Con
los brazos puestos en cruz
y la mirada en el cielo,
fui buscando en Ti, la luz.
Yo, fui buscando el consuelo
porque sé que eres Tú
de todo en mí, lo primero.
En óvalos sin salida
me internó en la oscuridad.
Desintegración partida
de dos llagas por mitad.
Y llegó la luz perdida
sin saber de que lugar.
Se hizo la noche día,
se amansó el temporal
de esa luz que no veía.
Se extinguió la oscuridad
de esa luz que llegaría
de tu Santa Voluntad.
Yo
grité a los cuatro vientos
lo que de Ti, me dijeron,
poniendo alma y aliento.
No es un impulso efímero,
es entrega y gratitud.
Gracias te doy muy sincero.
Si despertará en la luz
de esa esperanza del cielo
yo llevaría hasta cruz
como regalo y consuelo,
con eterna gratitud
me rompería cual hielo.
Quiero perder la ignorancia
de las dudas que hay en mí,
para acortar la distancia
que me separa de Ti.
Con
los brazos puestos en cruz
y la mirada en el cielo,
quiero que me guíes Tú.
Ya puedo emprender el vuelo
sin sombras de Belcebú.
¡Lo que Tú mandes, yo quiero!
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