viernes, 4 de noviembre de 2011

UN RECUERDO EN BLANCO

Me sangran los ojos de tanto llorar.
Soy un peregrino que no sabe andar.
Soy un navegante que busca en el mar...
dónde guarecerse con la soledad.

Marinero, marinero
no vuelvas la vista atrás
que tu amor está en el puerto.
Puerto de la eternidad...
Está entre cuatro columnas
de trasparente cristal.

Me sangran los ojos
de tanto llorar
y entre los abrojos
me gusta mirar,
la luz de tus ojos
de verde coral.

Me baño en la aurora
cuando al despertar
cabalgo en las olas
con la soledad
y contemplo, a mi Lola
en campos de eternidad
que descansas a todas ahoras...

Me duele hasta alma
de tanto llorar
y creo que me llamas,
y no sé volar.
Es como una llama
que me quema el alma
y siento el caudal
de tu ardiente flama

que me da consuelo
para navegar.
Voy llamando al cielo
y no sé mirar.
Mis ojos están ciego
de tanto llorar

y me despierto luego
y juego a soñar
que me sangra el alma
de tanto esperar.

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