viernes, 18 de noviembre de 2011

ME GUSTARÍA ABRAZAR...

Me gustaría abrazar
el suspiro de las rosas
cuando se sienten ofendidas
por la saciedad del hombre.
Los que derraman los niños
de miradas cristalinas
y la maldición del silencio,
porque le arrancaron la voz,
el alma y el pensamiento
y les privaron del sol,
condenándoles a morir
aunque, ya nacieron muerto,
Fue hereda de los mayores
que les arrojaron a los perros
para matarlos, hambrientos
como el que mata a los cerdos.

Sí me preguntáis por qué grito,
no sabría responder.
Soy como tantos, maldito.
Maldito y también cruel.
Pido más que necesito
cada día para comer...
Como tantos, un proscrito
con lamentos y que no ve
a tantas sombras vivientes
que no tienen que lamer,
ni tan siquiera bazofia,
ni agua para beber.
Qué lastima de zagales
que no dejamos crecer,
porque heredaron el hambre
mucho antes de nacer.

Y no sé, si soy culpable
de lágrimas derramadas.
Tan solo sé que lloré
al contemplar aquellas caras
cuando me puse a comer;
creí que todos miraban
y de dolor vomité.
Salían de la televisiva pantalla
con sus caras deformadas
y a mis pies se arrodillaban
y entonces les acaricié
las mejillas desoladas,
y sus labios que la sed
las bocas les deformaban.
Le pegué varias patadas
a la mesa y al mantel
y de rabia me arañaba
el pecho, y me pregunté;
¿Sólo sé, formar palabras?
¿A quien quiero convencer,
con mis mentiras calladas?
No sé, sí soy tan cruel
cual los que le niegan agua
para que calme la sed
a aquellos que me miraban….

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