miércoles, 18 de mayo de 2011

SUSTANCIAS QUE NO SE VEN.

Sustancias que no se ven,
aunque no es comparativo
a lo que intento exponer.
Aún siendo el mayor motivo,
para de Dios responder.

Oímos los vientos que braman
pero no hubo quien lo viera,
sólo sabemos que están
por el frescor que nos dieran
con su inerme voluntad.

Cuando hablamos de la mar,
siempre decimos que es clara.
Pero en cambio esta su sal
también dentro de su cara,
la que se puede apreciar.

Y cuando hablamos de Dios,
queremos hallar su presencia
o al menos escuchar su voz.
¡Qué opaca nuestra inocencia,
sin lucidez, ni esplendor!

Utilizamos la sal,
porque nos dá su sabor.
Le hacemos al viento un altar
porque nos dá su frescor
y tememos al huracán.

¡Cuándo nos hablan de Dios!
¿Quién se ha parado a pensar
si está en todo corazón
y nos evita, el tropezar
con fundamento y razón?

Y si el viento no se ve,
aun sabiendo que si está.
También creemos en la sal
por el sabor que nos dá
a la hora de comer.

En cambio que estupidez
que el hombre suele inventar,
para Dios reconocer,
lo tiene que ver y tocar.
Qué ciego tiene que estar
el hombre o la mujer
que se empeña en defraudar
a Ese que le debe el ser.

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