jueves, 12 de mayo de 2011

¡OIR ESTOS GRITOS!

¡Oír estos gritos! Cuando hablo bajo,
porque son suspiros del alma
al cruzar en las almenas
de los lamentos, callados.

Escuchar mi voz de fuego
en el hielo de la noche,
que callan porque no pueden
con la pluma, clavar nada
en el filo de los pechos
que tatúan las voces blancas
que ennegrecen las montañas
de los suspiros del alma.

Ay, si las flores pensaran
o fuesen ostentosas,
Qué duda cave, que su vanidad,
salpicaría las murallas del silencio
que se derramó del vientre
de una sombra, sin nombre.
Entonces, ese grito tan siniestro
lo escucharía el corazón
como la brisa de un viento
que algún día acarició
el fondo del pensamiento
que vivió de una ilusión,
antes de sentirse muerto...

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