LETRILLAS

FAUCES DE MELANCOLIA.
*
1
Salí a la calle buscando
un lugar donde aparcar
la cruz que me iba ahogando
y sólo pude encontrar,
cruces y cruces andando,
y entonces miré hacía tras
y vi que la mía era
de una escasa densidad.
*
2
CUANDO LA MENTIRA HERMOSEA.
*
Si se oculta la verdad
cuando la mentira hermosea,
ésto puede dar lugar,
a que un día tú te veas
en semejante asilar,
por no hacer bien la tarea
que llegaste a empezar.
*

3
POR UN PLATO DE COMIDA.
*
Por un plato de comida
¡Cuánto tuve que aguantar!
Varios años de mi vida
que no quiero recordar.
Eso he dicho, de comida
era todo mi jornal.
Las llagas de aquella herida
aún las llevo sin curar
y aunque parezca mentira,
es la más pura verdad.
*
4
UNA NUBE DE VERANO.
*
Va galopando una nube
como un regio batallón
y a las montañas se sube
con su hidalga formación.

La luna se va escondiendo
cual trémulo polizón
y las lágrimas del Cielo
como balas de cañón,
van escupiendo en el suelo
tras luminosa explosión,
ríos de su dulce fuego.

Las estrellas se han dormido
y la mar se alborotó;
porque se quedó sin nido
los mismos rayos del Solo
que entre las nubes perdido
sueña con besar una flor.
*
5
NO ME TOQUEN LAS NARICES.
*
No me toquen las narices
diciendo que soy un lego.
¿Por qué los dioses mortales
hacen de la vida un juego
con sus actos criminales,
y luego dicen que el fuego
le salpica los portales?
Yo sé que el hombre anda ciego
hasta que el Mundo se acabe.

6
EL RESPETO A LOS AMIGOS.
*
Los amigos y las flores
yo creo que son igual.
Porque la flor se deshoja
si no se sabe cuidar
y el amigo se te enoja
si algún día le haces mal.

¡Luego regando las rosas!
su belleza nos darán.
Y cultivando a el amigo
nos ofrendará amistad.
*
7
EL HOMBRE DE DOS CARAS.
*
El hombre que siempre va
al fuego que más calienta
o al árbol que sombra da.
Ese, no es hombre, ni es ¡"na"!
Apenas si es una mierda
que se cambia de disfraz,
cuando ve que se le queda
la chaqueta un poco atrás
sin botón o sin ojal.

8
A LAS PUERTAS DEL HAMBRIENTO.
*
Si él rico ya satisfecho
dice que es duro el buen pan,
en la cara del hambriento
resulta un tanto mordaz.

Es como decirle al preso
que es triste la libertad
de aquél que goza del viento,
de las estrellas y la mar.
Aquél suele hablar así
sólo porque el pensamiento
lo tiene en cautividad.