martes, 29 de marzo de 2011

EL ANGEL DE LOS POETAS

Ese ángel que tienen los poetas,
me imagino que será, un rayo de fuego
que culmina en su alma como un juego
que abren del cielo, las ventanas y las puertas.

A la grupa de las ninfas y fantasías
voy saltando las vallas de lo incierto.
Convirtiendo en realidades las poesías
que nacieron de mi obtuso pensamiento.

Se salpican de nieve las colinas verdes,
donde anida la luz de las campanas
que despiertan el sueño cuando duermen,
la montaña supuestas de locuras:
las que siempre son capaz de trasladar
dichos sueños a los pechos de criaturas.
Sueños que una vez fueron paridos
y crecieron en sus senos la cordura.

Entonces es cuando sí que creo
que el ángel que guía al poeta
fue alguna vez escritor,
una deidad o un cometa,
o quizá que del cielo alguna flor
capaz de abrir más de una puerta.
Por decir, de par en par
para que entrara y saliera
la luz, y no oscuridad
en amarantos, azucenas,
los mares, cielos, la tierra
y toda clase animal.

El poeta, hace alfombras
con pétalos de ambrosía
para con ellas volar
enredado en fantasías
de amor que nace al llorar,
entre las noches y los días.
Y de su sueño se niega a despertar.
Lo sumerge en odas y elegías
sacando de la tierra y el mar,
su belleza, y las convierte en poesías.

El poeta es humilde,
carece de vanidad,
él reparte y nunca pide
y lo que su diestra dá,
procura que se le olvide.

Tan sólo piensa en crear,
o mejor dicho sería.
El sólo intenta engendrar
la realidad con poesía,
con sueños sin despertar,
para que alguien un día
bien le pueda recordar,
como sombra o luz que guía
al peregrino al andar.

Lo que tal vez sea en ellos,
acervos y no mucho más

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