jueves, 3 de febrero de 2011

SUSPIROS DEL CORAZÓN.

¿Quién no tuvo un corazón
que se encogió con la herida
de inexplicable razón
que algún día fue su vida?

Busquemos en ese rincón
aquella sombra pérdida,
donde no existe expresión
que el amor, no sea la vida.

Es una flor que se busca
y a veces cuando se fue;
para no encontrarle nuca,
ni su hechizo, ni su miel.

¿Por qué se duda encontrar
cual si fuese diosa Parca,
que estará en cualquier lugar.
¿Usted sabe en que comarca?

No dejemos que se pierda
lo que sí es una ilusión,
mientras que esté ella despierta
sin buscar en otra mansión.

Ese amor de tal fragor
es muy posible, qué allá
puede ser como una flor
que, ya no puedan tocar

Por lo que nunca ese herida
que no se puede curar,
ya que la esfinge perdida
tal ves, no llegue a despertar.

De ahí, que cada jardinero
no pierda el tiempo en buscar,
lo que le llegó del Cielo,
de un amor, tan singular.

¡Y si lo tiene! guárdelo
como un tesoro o caudal
y si puede cuídelo
sin llegarle a marchitar
cual sépalo de una flor.

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