Dedicada a esos seres que no tienen donde
reclinar su frente, en esas noches de crudo invierno.
*
Cuando miro al dintel de la distancia,
en donde pastan las yedras del saber.
No llega hasta mi mente, el entender
y me conforta vivir en la ignorancia.
Cómo siento a tanta alma encallecida,
y que desprecio al semejante a y mi ser.
Porque tengo sin llegar a merecer,
los regalos que me llegan de otra vida.
Una cama, aposento y la comida,
el cariño y el amor de una mujer
que recuerda lo que a veces, se me olvida.
Con su entrega para hacerme comprender,
las miserias de esos seres, sin medida,
y medio helados en el frío, amanecer.
*
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