lunes, 18 de octubre de 2010

¿QUIERES SABER QUIÉN SOY?

Mi cuerpo no es nada,
ni siquiera una sombra.
Mi alma, ni una hoja seca,
ni tan siquiera doy luz.
Mi nombre: ¿Cuál es mi nombre?
No tengo nombre
y como hielo es mi sangre;
porque mi sangre eres tú.

La energía de mis venas
son tus pensamientos.
Mi vida vaga en soledad
con el desaliento de la noche.
Mi carne, es nítida
sombra de un poema,
y como sabia de abedul
son mis sentimientos.

Mi lecho para descasar ¿Cuál es?
Ráfagas de melodías de un ayer
narradas en un libro amarillento
inexistente y sin papel,
y escrito en aforismos de un suspiro.

Redactado sin pluma o sinfonía
de latidos vibrantes sin sonido.
¿Quién me amamantó? Tal vez sería
el estallido negro del olvido.

Me alimento sólo de las miradas...
Mi forma, la que quieras suponer.
Mis amigos, extrañas figuras de la nada
y mi cuerpo, no tiene manos, ni pies.

Nací siendo gigante para morir enano.
Moriré nuevo ya que al nacer fui viejo.
Los montes y las quebradas para mi son llanos.
Mi efigie no se puede ver en ningún espejo.

Viajo con el hombre desde su infancia
y con él llego al remoto firmamento.
Cuando creas saber mucho de mi,
mayor será tu ignorancia.
Yo puedo andar sin hundirme en las aguas.

No sé que es la opresión, ni el llanto;
pero me ahoga el sabor de las lágrimas
y cuando las escucho me levanto
con estallidos de dolor dentro del alma.

¿Tu quieres saber que soy?
No me busques en el viento.
Apenas soy un espectro
de una figura sin ser.
Sí miras el espejo de tu adentro,
veras que tu delirio, es mi aliento.

Al cabalgar en el sueño soy tu espectro.
Tus sueños le dan formas a mi pecho
y tu letargo es mi propio pensamiento.
Porque mi sombra no existe ni se ha hecho.

El hombre me creó inconsciente en su locura
y desde que nace yo formo parte de él
y soy testigo fiel de su amargura.

Yo soy de tu mente la tortura.
¿Quién puede decir que no soy su pensamiento
o un espectro de una fría sepultura?
Siempre he sido como una sombra del viento.

Aún sin querer, yo siempre estuve en ti,
porque caminamos juntos desde el nacimiento.
¿No has visto al niño dormido y sonriente?
Él juega conmigo y con mi propio pensamiento.

Mi cuerpo no es nada
es tu conciencia sin llegar a sombra.
Mi alma, una hoja que vuela del papel.
Mi nombre, el inconsciente delirio de tu ser
y tu sangre es también, mi alimento.

No busques más, lo que mantengo
tangible está en tus sueños,
en montañas de cristal y abanicos de coral;
en esas noches cuando sueñas y me recuerdas
al despertar, no sabes si fui una estrella
o una bella paradoja de inquietudes y bondad...

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