domingo, 13 de diciembre de 2009

CUANDO UN MINERO SE PIERDE.

Dedicada a los mineros del Orbe.
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Cuando un minero se pierde,
no importa de que rincón.
Algo del alma se muere
y te rompe el corazón.
El minero es el duende
del plomo y del carbón.

Cuando un minero se pierde
de las minas de La Unión,
igual que las de Linares,
o las minas de León,
a España entera se expende
en su sangre, con dolor.

Porque el plomo y la galena
es lo mismo que el carbón
cuando se mezcla con pena.
Sean mineros de León,
de Linares o Cartagena,
o las minas de La Unión;
de ellos están, las tumbas llenas.

España entera les llora
cuando un minero se muere.
Más amargas son las horas
de sus hijos y mujeres,
porque se fue la persona
que les sustenta y les quiere.

Ay, mineros de León
o la estirpe de Linares.
Ay, mineros de La Unión
sacasteis de vuestras madres,
del vientre y el corazón,
bravura que no hubo nadie
que la engendra mejor.

Son las mejores alhajas
que diera nuestra nación
y, les pagan con migajas
al de La Unión y León
y el día que les amortajan
les dedican, una oración.

Una oración y un recuerdo
para muy pronto olvidarles,
pero jamás a esos deudos
les olvidarían sus madres.
Yo que también fui minero
os ofrezco este homenaje.

Homenaje al minero
que llevo en mi corazón;
Los llevo porque les quiero
al de La Unión y de León
a todo aquél compañero,
de otros pueblos o nación.

Son las mismas dinastías
dentro o fuera de España.
Son de iguales valentías
ya que son de las entrañas
de la tierra, negra y fría,
como sombras de espadañas.

¡Escuchar, hombres de Dios!
No seáis indiferentes.
Hacer más y menos voz,
porque el día que ésta gente
se unieran en más de dos,
harán temblar a los valientes.

Porque el minero es bondad
y aunque ellos son pacientes
y crecen en la oscuridad
donde perece la gente.
No les falta caridad,
ni le temen al potente
que se beben su bondad
y hasta el sudor de su frente
por un mísero jornal.

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