viernes, 5 de junio de 2009

MI MAYOR ENEMIGO...

Con mi mayor enemigo
tengo que vivir así,
y tiene que ir conmigo
desde el principio hasta el fin
haciéndo de mí un mendigo.

Como una sombra tupida
te acabo de descubrir.
Vas jugando con mi vida
en este ir y venir
y el alma tengo perdida.

Él usa mi corazón,
lo cual me preocupa tanto
por no tener la razón.
Va matando al hombre santo
cuando tiene la ocasión.

Aprovecha la ocasión
cuando yo nunca le viera.
Él provoca la explosión
para que salga la fiera
que burla a la razón.

Fiera que llevo escondida
dentro de mi corazón
que va nublando mi vida
sin dejar pasar el sol
a la llaga de esa herida.

En cada hombre hay dos seres
que si no tienen cuidado,
puedes perder los papeles
y sentirte atrapado
en las mallas de sus redes.

En mi ser el perdedor
se va jugando la suerte
con sus derechos y razón
y aveces luchan a muerte
perdiendo siempre los dos.

El bueno es inocente.
El malo un animal
y aveces se odian a muerte
sin encontrar el fanal
de la fibra de la mente.

Nunca paran de luchar.
El bueno es más valiente
y el osado el criminal;
el que siempre está pendiente
para provocar el mal.

Se aconsejan mutuamente,
se tratan de igual a igual.
Cuando se duerme el valiente
aparece el criminal
lo mismo que una serpiente.

Yo tengo que estar pendiente
porque el otro, es audaz.
Siempre le llevo en mi mente
desde el principio al final
porque me clava los dientes.

Cuando me juzgue la gente
¡sin ser capaz de acertar!
¿A quién juzgan, al valiente
o en enjuician al criminal
que siempre fue indiferente?

Voy pensando en los dos seres,
el bueno y el criminal.
Al que sabe sus deberes
y al otro que no es normal.
¿No será que no se quieren?

Cuando les veo, me pregunto.
¿Es que existe alguno más?
Mi propia mente no quiere
este enigma averiguar,
para no saber quien hiere.

O son un tal para cual
¿Por qué sí el yo, siempre vive
y existe el criminal,
cuál de ellos es el que escribe?
¿o existe un tercero más?

Al narrarle mi persona
hay principio sin final.
Si los desdoblo razonan,
unidos no son capaz
de darle a sus vida forma.

En mi mesa hay un retrato,
un Cristo y un santoral.
Son un altar en mi cuarto.
Medito en ese lugar
y de lo que veo, me espanto.

El malo escucha al valiente
sin atreverse a mirar.
Siempre van luchando a muerte
y no se pueden separar
de mi corazón y mente.

Y aquí me tienen a mí
sin saber donde empezar.
Si defiendo al inocente
me ataca el criminal.
Si agasajo la serpiente
me suelo perjudicar.
Creo que lo conveniente
es mantenerme neutral
y que nos juzgue la gente
si son capaces de tal.

No hay comentarios: