jueves, 21 de mayo de 2009

A LOS POETAS...

Recuerdo a Ramón Giménez,
Alberti y los Machados,
igual que a Rubén Darío.

Pienso en los que se han marchado.
Todos ellos con sus sueños
y pensamientos plasmados.
Pensamientos que hoy son míos
para los que se han quedado.

Al volar sus sentimientos,
poéticas,notas, ponían
que galopando en el tiempo
por el mundo sembrarían
surtidores de lamentos,
con estrofas de poesías,
más allá del firmamento
sin penas y con alegrías.

Lanzadas como motores
al poeta que vendría.
Emanando surtidores
con gritos de fantasía.
Como flores de colores,
haciendo de la poesía
los grandes ríos de amores
con estrofas y elegías.
¡Mirad en la tierra, doctores
cómo crece la poesía!

Cosecha del corazón
que suenan como timbales
lo que será una canción,
convertida en manantiales
literarios de ilusión.
Donde nacen los pilares
con rocas de inspiración,
de los más bellos caudales.

Almas de tantos poetas
que jamás, ninguno a muerto.
Van navegando en goletas
hasta llegar aquél puerto
donde está la puerta abierta,
más allá del pensamiento
o de murallas del tiempo,
donde no existe un lamento.

Nos legaron la ocasión
de darle vida a los muertos.
A muertos que vivos son
en sombra de tanto evento.
Son niños en el corazón
que siempre estarán despiertos
sus sueños en la mansión
de los dioses. ¡Como cuentos!

Aprovecho mí afición
para recordar los muertos
que viven en mí corazón,
como navíos sin puertos.
Viven en mis pensamientos.

Son como una bendición
para prodigar eventos.
Son igual que una mansión
donde se adentra mi cuerpo
mi alma, fibra y corazón.

Son muertos que están despiertos
más allá de la razón
de campiñas de los vientos,
de la luna y del sol,
de manantiales de cuentos
en la eternidad de Dios.

Por eso estoy contento
cuando me adentro en la voz
de sus íntimos adentro,
de sus almas como flor
que no marchita, ni el tiempo.

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