sábado, 21 de diciembre de 2019

SIENTO UN ESTALLIDO.



 Siento un enorme estallido
en la sombra de la noche
que arañan las escamas
de mi alma, cansada y fría
y la silenciosa soledad,
me grita despavorida,
cual furia de un huracán.
 
Un día,  el hombre llorará
cuando se cierre mi puerta
y hasta se maldecirá
por no mirar al poeta
cuando aún podía hablar.

¡Es muy fría la verdad!
que araña sin compasión
y con hastía crueldad
el fondo del corazón.

¡Llorar! No voy a llorar.
Aunque me ahogue el dolor;
porque hay en mí, un caudal
que me lo alimenta Dios,
para que pueda gozar
del fruto de un dulce amor.

Amor que da libertad
al alma y hasta mi voz
y a mi pluma al derramar 
lo que hay en mi interior.

Por lo cual, no lloraré,
en todo caso, ¡cantar!
al pensar que un día talvez
el hombre abrevará
en la fuente de mi miel,
con la que se embriagará.
               *

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