Me gustaría desnudarme
ante tus
ojos, Señor,
y luego
venir a postrarme
junto a
tu Cruz, sin temor.
Desnudarme la corbata
que no me
deja expresar
lo que
hay en la garganta,
cuando estoy ante tu Faz.
que va cubriéndome
el pecho,
la
escoria de la ceniza
del daño
que a Ti, te he hecho.
Desnudarme de los guantes
de las manos encallecidas.
Guantes blancos, petulantes
que llagaron a otras vidas.
Desnudarme
los andrajos
de la envidia
y la mentira,
del odio y la cobardía,
y
enfrentarme a la vida
con
nobleza y gallardía.
Señor, me
gustaría ser capaz
de
desnudarme ante Ti,
arrojando por la borda
de mi
navío bergantín,
las espadas de los labios,
los garfios de las miradas
y secretos del corazón
con la mente despejada,
Seguro que sería, Señor,
una luz más de tu alma,
destellando resplandor
como el fuego de una llama
que al mundo daría calor.
No permitas que mi disfraz
sea cual gotas del rocío
de tantas noches sin paz
entre penumbras y el frío
de un alma sin descansar.
Cómo quisiera tener, Señor
la nobleza de un chiquillo
y
la fragancia de una flor.
Te registraría los bolsillo
y
comprendería tu amor
Jugar contigo yo quiero
en el
filo de la tarde.
Jugar contigo sin miedo,
igual que hacía con mi madre,
al buscar el caramelo
del bolsillo de mi padre.
Con la misma confianza,
yo
quiero jugar, Señor,
porque busco la
esperanza
que me grita el interior
de la más cierta alianza
que nos mandas,
con amor.
Quiero desnudarme, Dios mío
de las
manchas del pecado;
de ese
andrajo, impuro y frío
que siempre he
ido ocultado
entre las
carnes "escondió"
Quiero vivir
desnudo, Señor,
en tus brazos como un niño,
y dormirme sin
temor,
sabiendo que tu cariño
es mi mayor protector.
Quiero
Señor, que me ayudes
cuando abandone esta nave,
y que mi alma se desnude
con el clamor, que Tú sabes.
*
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