lunes, 18 de febrero de 2019

LA PALABRA HECHA CARNE.


 
   La palabra se hizo Carne,
fue el Espíritu de Dios
que vino a donarnos un puente
desde más allá del sol.

    La rechazamos la gente,
sin saber que era el dolor
que sembraría en nuestra frente
el mayor del estupor.

    La palabra puede ser,
talvez la piedra angular,
o la orden del poder
que se le da a un militar.

    “El verbo se hizo carne”
Y no se llegó a escuchar.
Pero sí que  fue la sangre
que salvó a la humanidad

    y el hombre, hoy grita ¡Madre!
líbranos de esta agonía
y ayúdanos a despertar
en la palabra que un día
no quisimos escuchar.

   Antes que la profecía
nos lleve a la oscuridad;
por la palabra que un día
redimió a la humanidad
    
   de la lacra e hipocresía
que el hombre con su dudar
se sumerge en fantasías
para ocultar la verdad.

   ¿Hasta cuándo? yo diría
si tuviera voluntad.
¿Hasta cuando el alma mía
será como las demás? 

   Dios mío,
quiero ver la claridad,
engendro de tu palabra
de aquella Natividad
y que el corazón del hombre
le de paso a tu bondad.

   Quiero entender Tu palabra,
Dios mío, en mi corazón
y que el hombre la entendiera.
en aras de la razón,
para que el mundo no ardiera      

   y que tu mano viniera
con una espada de fuego
que el corazón nos prendiera
con llamaradas del cielo,
hasta que la tierra fuera

    como una hoguera de amor,
del corazón de la Madre
y que el don de tu calor
me ayude a no ser cobarde,
para pedirte perdón.

   Quiero llevar tu bandera
aunque sea en forma de cruz.
Quiero pastar en tu pradera
contigo en el cielo azul
cuando se apague mi vela,

    y si por ventura fuera
digno de Tu gratitud,
dame un segundo siquiera,
para que halle la luz
que ha nublado mi cegueraP
                      *

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