Cuando digo
que estoy sólo,
yo no
digo la verdad.
Miro y
el mar y estrellas,
el cielo
y el más allá
y esa imágenes
tan bellas
les dan
luz a mi soledad.
Vivo con
tu compañía
amada
esposa Dolores,
como en
los primeros días
que todo
fue de colores
porque
Dios nos bendecía
al ver
tan lindos amores.
Solos
como el primer día
nos
encontramos, mi amor.
Pero
llenos de alegrías,
dándoles
gracias a Dios.
por su sacra
compañía
que nos dad
crus sin dolor.
Porque
Dios, esta en nosotros
como luz
del mismo sol
que
ilumina a tantos otros,
con el
mismo resplandor
que
destella de su rostro,
con
bondad y dulce amor.
Ya no estoy
sólo, mi amor;
te tengo
en mi presencia,
lo mismo
que al propio Dios,
con su
Gran beneficencia
que nos
derrama a los dos.
Por lo
que insisto, mi amor,
solos
como el primer día
que
compartimos esa flor
de ardor
y de hipocondría,
sin
sentir ningún dolor
a las
penas que vendrían,
sin
restarle la ilusión
al fuego
que nos unía,
más allá
de la razón
que no
muere ningún día.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario