Dedicada
a la poetisa
Soledad
Martínez.
*
Escribes bien ¡Puñetera!
y llegas al corazón
como el
sol en primavera
que
extiende su resplandor
en la montañas
y praderas.
Haces del verso ilusión,
al
trasformar la quimera
en una
bella canción
que, si
fuera una escalera
se podría
llegar a Dios,
ante que
nadie lo hiciera.
Porque te adentras en el alma
con las
fibras de tu voz.
Con tal
fuego de esa llama
que si no
existiera Dios.
¡Cosa que
en mi pecho clama!
Diría que
tu candor
es el
brillo de su cara,
ungido en
tu corazón.
Por eso quiero pintar
con mi
pluma tremulante,
un mucho
de alacridad
que
resalte tu semblante;
con la dulzura y bondad
que este
herrumbre caminante
sea
capaz, de dibujar.
Abriendo mi alma al viento
como alas
de alcatraz,
donde
dejo el pensamiento
junto a
tu aura volar,
más allá
del Firmamento
al que
quisiera llegar.
Si yo pudiera peinar
con mis
ojos las estrellas,
la luna y
la claridad,
iría
bordando en la luna
los
destellos de la mar
y no
dejaría ninguna
de los astros sin pintar.
Los pintaría para ti,
con los
sueños de cristal.
Y hasta
intentaría subir
más allá,
del más allá
y luego
yo presumir
que, te
he podido escuchar.
La nitidez de tu pluma,
tu rango
de recitar
que
galopan en tu alma
donde
llegan a abrevar
el fuego
de mis palomas
sedientas
ya sin volar.
Quiero en
mis versos decirte
lo que
pienso sin pudor,
que mis
poemas más tristes
los
elevas con tu voz,
más allá
de las aristas
de mi
propio corazón.
* Septiembre 1.999.
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