Me enamoré siendo niño
de una flor cual una estrellay aun perdura mi cariño
por esa rosa tan bella.
Me enamoré de sus ojos
y de su candente bondad
y aun sigo enamorado
de su alma de cristal.
Sí a través de los rasgos de la pluma
pudiera mandarte el pecho,
me arrancaría el corazón
y en dos pedazos desecho
formaría un pabellón
en tu morada en el cielo.
Te lo entregaría, ¡mi amor!
Si yo no fuese una sombra
que duerme en algún rincón
muy distante de la gloria.
Como si fuera un ladrón
que quiere robar la joya
que un día Dios, reclamó,
para que eclipsara el sol.
Yo pintaría las estrellas
con mi pincel de papel.
y dibujaría en aquellas
tu donaire de mujer.
A tu lado fui sintiendo
la mayor fuerza del alma;
una y una y otra vez,
lo que hoy me voy bebiendo
como una copa de hiel,
cada sorbo del recuerdo
que tu amor dejó en mi ser,
como una aguja de bronce
que me taladra la piel.
. *
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